Hoy tengo la misma edad de mi madre cuando me tuvo, y sin duda no es lo mismo llegar a 33 hoy que hace tres décadas, la información y la cultura quizás llevan mejores plataformas; por otro lado el poder adquisitivo es una pesadilla más que un sueño en construcción.

Entre la parafernalia de medir a las generaciones en edades nos falta el contexto, pues en definitiva no es igual deambular tus 30s en los 90s a caminarlos ahora. Quizás lo que no cambian son los miedos; la duda de un futuro incierto, la obsesión social del binarismo de: fracaso o éxito. Prefiero pasar de ello, vivir ensayando. Un abrazo al viento por quienes están y quienes se fueron. Gracias por hacer del camino algo menos estrecho.

¡Salud! De un cumpleaños más ameno.