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Hay desvelos que producen figuras confusas. Por partida doble si quien lo sufre es bilingüe. Agreguémosle el calor de mil demonios de un verano en Santiago y otros condimentos extras que en este instante se encuentran en bambalinas. Ella, no diré su nombre, viaja cada cierto tiempo a esta capital incierta. Puede arribar en pleno invierno y el calor no se rezaga, engañando a la flora y fauna que trastabilla en su desarrollo, conservando su nervadura y fronda tal si fuese la época del estío.
El vuelo ha sido prolongado y cansador. Curiosa figura esta: han quedado en su hogar de Estados Unidos su esposo e hijos y la aguardan su anciano padre y un hermano. A los del norte, los piensa en inglés y fluye su mente laboriosa y melancólica, vistiendo cada imagen con la gramática anglosajona. Cuestión de costumbre o sólo una peculiaridad suya. Pero a medida que se acorta la distancia en que abrazará a su progenitor y a ese hermano tan amado, su mente se conecta con la lengua madre y se arropa con las mejores galas gramaticales, joyas preciadas que se despliegan graficando momentos consulares.
Pero ha llegado y la algarabía da paso a una conversación en que ambas partes se informan. Surge más de una reprimenda porque sí y porque no, las cuentas impagas de los sentimientos, aunque estos sobran, pero no vuelan y al estancarse en el aire, se transforman en un asunto amargo que tiene el poder de corroerlo todo. El padre no está bien y requiere cuidados. Los que se le prodigan sin descanso. Ella viajó a Santiago para hacerse cargo de él mientras su hermano y esposa se escapan un par de semanas a la playa. Quizás la situación parezca exagerada, considerando que la vida de ella se desarrolla a miles de kilómetros de distancia de Chile. Pero asiente y se programa para realizar ese viaje demandado por la sangre y también por esas situaciones que se ocultan en algún rincón.
Hay gestos, sin embargo, miradas desdeñosas, algo se le critica y en más de alguna conversación, se le imponen veladamente sus obligaciones. Ella transige, como lo indica su cortesía y racionalidad, pero en algún punto todo se comienza a resquebrajar. Abuso, abuso, se le repite en su conciencia, tal como esa sopa que se sirve y que está demasiado picante.
Esa noche la aguarda un diván, curiosa ironía considerando que es psicóloga. Quizás medite y sopese, bajo la luz tenue de un farolillo que se filtra por las cortinas. Se entristece por los suyos, los de allá y los que visita. Sofocada, se revuelve en ese improvisado lecho, evitando que la palabra injusticia se dibuje en su mente. Odia la confrontación y prefiere arroparse con modales sumisos. Sin embargo, existen límites y estos parecieran estar creando oleajes desdeñosos en su pensamiento. Una tormenta se avizora en sus cavilaciones, pero la contiene con las armas precisas de su profesión. En esas negociaciones, intenta comprender y convencerse a sí misma que lo primordial es la concordia entre todos los familiares. Una pequeña pantalla le ofrece la imagen de su padre, que duerme en su lecho. Deberá vigilar que su reposo no se interrumpa, pese al agotamiento de un viaje transcontinental, pese a sus reparos mudos. Y su rostro se contrae bajo esas sábanas precarias. Quiere dormir, olvidar y amanecer renovada, sin esas pizcas de rencor que amenazan con crecer sin su permiso y control.
Cuando el sueño pareciera adormecer sus músculos y calmar esa tribulación en ciernes, una música potente surge desde algún parlante. Son las once de esa noche tórrida pero algún individuo pareciera no respetar el reposo de sus vecinos. Y este alboroto, sumado a sus pensamientos confusos crean un endemoniado leitmotiv de resentimiento ya a flote balanceándose con los sones monocordes de un regaeton cantado a viva voz, la ovación del público y los bis y re bis de algún tema calcado al otro.
Entre fanfarrias, aplausos y luego un humorista del cual no entiende su monólogo, se va zurciendo un pensamiento que toma forma y aristas de resolución.
A la mañana siguiente, serena, pese al escaso sueño, afronta a su hermano y esposa. Lo plantea todo con claridad y sin que su voz se quiebre. La contemplan con asombro, entendiendo que todo cambiará de golpe, que deberán perseverar en los cuidados del padre y proveerle de quien lo asista si ellos deben ausentarse. Que existen recursos, que es loco pedir permiso en su trabajo de Estados Unidos para acudir de urgencia. Que igual regresa todos los años, en sus vacaciones. Todo se aclara en el alma de ella, ya no temiendo ese discurso embozado de su cuñada y las excusas de su hermano. Lágrimas asoman en sus ojos, pero son de redención. Ha logrado defender su punto de vista y sin renegar de nada, aún más, redoblando el amor por su familia, ya no permitirá que se le someta a esta especie de chantaje disfrazado.
Ya vuela de regreso a los suyos y reboza alegría. En el idioma que surja primero, o ambos entreverados en una especie de himno primordial. Ya no importa más que esa vida construida con esfuerzo y dedicación en las antípodas de todo.













Texto agregado el 23-07-2023, y leído por 200 visitantes. (8 votos)


Lectores Opinan
25-07-2023 Todo un cumulo de emociones, excelente cuento. Abrazo. sendero
24-07-2023 Una cuidadora —por más profesional y bien remunerada que esté— jamás podrá igualar el amoroso cuidado de una hija. De igual modo pueden complementarse la hija y la cuidadora (una no es excluyente de la otra) pero la primera debe estar presente. Es una deuda de amor y gratitud para con sus padres, aún si la relación no fue la mejor y no es por los otros, es por un tema de paz con uno mismo. La verdad me dio mucha ira tu personaje. Sheisan
24-07-2023 Ella se queja de abuso, abuso ¿Cuál abuso? si el cuidado es por sólo 2 semanas mientras el hermano y su mujer están presentes todo el año. ¡Encima es psicóloga! por defecto de profesión esperaría una mayor empatía o una mejor escala de valores, en fin, no se puede obligar o imponer a esa hija lo que no nace de su corazón. La trama y redacción impecables, ¿La protagonista?, detestable... jajaja. Cariños Sheisan
24-07-2023 Tu texto es excelente,ya que te refieres a una situación que está en la palestra. Lo que me llamo más la atención,fue la forma de ir exponiendo todo lo que siente la psicóloga ,sin alterarse pese a todo lo negativo y llegar a conseguir con esfuerzo lo que desea. Lo otro ,es tu impecable forma de relatar ,tan claro e interesante para el lector. Bueno,estamos acostumbrados a lo que dice yosoyasí...***** Con el cariño de siempre te abrazo amigo... Besitos Victoria 6236013
24-07-2023 Tu texto es excelente,ya que te refieres a una situación que está en la palestra. Lo que me llamo más la atención,fue la forma de ir exponiendo todo lo que siente la psicóloga ,sin alterarse pese a todo lo negativo y llegar a conseguir con esfuerzo lo que desea. Lo otro ,es tu impecable forma de relatar ,tan claro e interesante para el lector. Bueno,estamos acostumbrados a lo que dice yosoyasí...***** Con el cariño de siempre te abrazo amigo... Besitos Victoria 6236013
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