Lo increíble puede suceder.

Mientras esperaba la hora de ser llevada al quirófano para una operación, Catalina conversaba con su compañera de habitación, Loreley, una joven muy agradable que ese mismo día iba a ser operada también y que estaba muy calmada, todo lo contrario de Catalina que era un manojo de nervios.
–No te asustes, compañera, lo tuyo no es grave y el cirujano te dijo que hace cientos de operaciones y con muy buenos resultados, además eres joven y eso ayuda mucho. No vas a poder correr por un tiempo, pero el apéndice se extirpa y mejoras muy pronto.
–Lo sé Loreley, pero es mi temperamento, no puedo parar de sentir miedo.
–Menos mal que tu madre está contigo, yo estoy sola, mi esposo está en el interior y mi madre vive en España, no quise asustarla por una operación tan simple de garganta.
–¿Tienes hijos?
–No, llevamos apenas dos años de casados y queremos esperar un poco más, mi marido viaja mucho por su trabajo y prefiero esperar un poco, mi madre va a volver a Uruguay a establecerse acá y después si, sintiéndome acompañada vamos a encargar.
–Qué bueno, es lindo tener hijos siendo joven.
–Bueno, parece que viene el médico, no sé a cuál le toca primero, te deseo mucha suerte.
–Muchas gracias lo mismo a ti y nos vemos dentro de un rato para seguir charlando y sin dolor jajaja.
Una doctora fue la primera en entrar y en llevársela al quirófano.
Cuando llegó el anestesista ya estaba todo preparado y en pocos minutos estaba completamente dormida.
A los pocos minutos entró en la habitación el otro cirujano, el que operaría a Catalina y entre bromas se la llevó al quirófano que estaba al lado del de Loreley.
Las dos mujeres estaban dormidas en muy poco rato y las operaciones daban comienzo.
Lugo de algún tiempo, Catalina despierta en la habitación, aún con algo de anestesia al no ver a Loreley, preguntó por ella.
Su madre le dijo que hubo un contratiempo y que, por desgracia, no soportó la operación y falleció.
–Mamá, necesito que llames a la policía.
–¿Qué te pasa Catalina, estás loca?
–Mamá, tuve un sueño mientras estaba anestesiada y quiero contárselo a la policía.
La madre, pensando que su hija estaba aún bajo los efectos de la anestesia le contestó que no se preocupara, que pronto vendría su médico y la vería.
Pero, tanta fue la insistencia de la muchacha que la madre llamó al médico, disculpándose por el comportamiento de su hija.
El médico la vio y notó la desesperación de Catalina pidiéndole a la madre que los dejara solos unos minutos.
–Vamos a ver Catalina, ¿Te sientes mal?
–Doctor, necesito hablar con la policía, es urgente, a Loreley la mataron.
No, mi querida muchacha, Loreley tuvo complicaciones y debido a que era diabética no soportó la operación.
De dónde sacas eso de que la mataron, la doctora que la operó es una buena cirujana.
–Se lo digo porque Loreley se me apareció mientras me operaban y me lo dijo.
–Creo que aún estás bajo el efecto de la anestesia, voy a enviar una enfermera para que se quede contigo hasta que se te pase.
Luego de algunas horas y al ver que nadie le daba importancia a lo que tenía que decir, Catalina se calma, en cuanto se sintiera bien y pudiera caminar, ella misma los llamaría.
Todo era tan confuso para ella, se daba cuenta de que lo que estaba diciendo era de lo más absurdo y que ni ella podía creerlo.
Ya en su casa de a poco se fue olvidando de aquello y al poco tiempo estaba de nuevo dando clases en el instituto de idioma inglés como lo hacía desde hacía algunos años.
Había quedado muy bien de la operación y tenía que volver al sanatorio para que su médico le hiciera un control a pesar de sentirse muy bien, era de rutina.
Cuando el médico la vio estaba muy serio a lo que a ella esto le pareció raro ya que era un médico sumamente simpático.
–¿Sucede algo malo conmigo, doctor?
–Perdón Catalina, no, no sucede nada malo contigo, estás estupendamente bien y me alegro mucho, pero tengo algunas dudas que quiero comentar contigo sobre aquello que me dijiste luego que despertaste de tu operación, algo que ahora me intriga sobremanera, sobre la muerte de tu compañera de habitación, dijiste que la habían matado, no entiendo cómo lo sabías…
–Si, sé que molesté mucho sobre aquello, aunque me imagino que todo fue obra de la anestesia. ¿Sucede algo raro que yo no sepa?
El médico le comentó que después que se llevaron el cuerpo de Loreley, habló con la doctora que la operó y tuvo algunas dudas, en los papeles nunca figuró que la muchacha tuviera diabetes y que esto le llamó la atención además en ningún lado aparecía en nombre de dicha doctora a lo que ella misma le dijo que era cirujana de otra sociedad y que la misma la había mandado en lugar del médico que debía operarla debido a que se sentía mal y como ya había tratado a Loreley en su sociedad estaba al tanto de la operación ya que tenía todos los exámenes con ella y por eso la operó. El problema no radicaba allí, era una doctora conocida, lo que sucedió después fue lo que me llamó la atención dijo el cirujano, cierto día apareció la policía a preguntar sobre la paciente que había fallecido en el quirófano y esto conmocionó a todos.
–Mi querida Catalina, fue entonces cuando recordé que querías hablar con la policía sobre algo que se relacionaba con Loreley.
–Muy cierto doctor, hasta yo me había olvidado de aquél episodio, pero ahora lo vuelvo a recordar, estando en plena operación, dormida completamente, vi a Loreley parada frente a mi, me decía que tenía que hablar con la policía porque a ella la había matado la amante de su marido, que no me asustara pero que les dijera que ella no sabía que esa doctora la operaría, la oyó hablar por teléfono con su marido, pero que al estar ya anestesiada y quedar dormida de inmediato no pudo detener la operación, su esposo había hecho un seguro de vida para él y otro para ella por mucho dinero y por supuesto, al fallecer ella, el que cobraba era él. Me dijo que les dijera que ese seguro de vida lo impulsó a querer su muerte y por supuesto con la participación de la doctora ya que se conocían de antes. Ella no sospechaba de la doctora hasta oír cómo lo nombraba a su marido diciéndole lo mucho que disfrutarían del seguro, en alguna playa de Caribe, juntos, hasta se había atrevido a nombrarla por su nombre y a él por el suyo, pensando que ella no podía oírla, así fue como se enteró del macabro plan de los dos. Me pidió que al hablar con la policía les dijera que escucharan las conversaciones en el celular y sabrían todo.
Hasta ahora pensaba que todo aquello era obra de mi imaginación, pero después de lo que me cuenta ya no lo creo.
–Mi querida Catalina, no es necesario que hables con la policía, ya todo fue aclarado, el seguro tuvo dudas y se contactó con la policía, era demasiado reciente y además por mucho dinero, viniendo de alguien que no era rico ni mucho menos, ya están presos los dos, pagando por su crimen, de cualquier manera me alegro de que lo sepas, quizá fuiste elegida para resolver este misterio y aunque no hayas logrado hablar con la policía, a veces las cosas se resuelven de distinta manera, en tu caso con la presencia de Loreley, que no dudo ni por un momento que así fue.
–Gracias doctor por contarme esto, me saca un peso de encima, hablé con Loreley apenas un rato y ella, estoy segura aprovechó esos momentos luego de su fallecimiento para contactarse conmigo, espero que al fin pueda descansar en paz. Ahora creo en la justicia Divina, aunque yo haya fallado igual se llegó a buen fin en una investigación que bien pudo no haber existido.

Omenia
1/8/2023