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Después del casamiento.

Los declaro marido y mujer, dijo el juez.
Y Sergio y Beatriz comenzaron su nueva vida de recién casados.
Al principio vivirían en una casa alquilada cerca del trabajo de Sergio para luego de algún tiempo cumplir el sueño de la casa propia.
Sergio como repostero estaba ganando muy bien y tenía ahorrado bastante dinero gracias a las tortas de cumpleaños, casamientos y cualquier fiesta que se presentara, era tan popular que con sólo una llamada concretaba los pedidos, Beatriz lo ayudaba, aunque aún estaba aprendiendo.
Con el afán de comprar la casa, la luna de miel debía esperar y del juzgado fueron a festejar con unos amigos a un bar conocido por ellos y luego a su casa alquilada.
Un año había pasado cuando al fin les llegó el momento de buscar casa.
Hasta que descubrieron una casa vieja, pero en muy buen estado que con lo que tenían ahorrado les bastaba para comprarla y al poco tiempo estaban en su nuevo hogar, no muy lujoso, pero era lo que siempre habían querido, una casita no muy grande con un gran jardín con hermosos jazmines que perfumaban la cuadra.
Todo marchaba muy bien entre el matrimonio, se amaban y eso era lo principal.
Una mañana, Sergio como siempre, se levantó muy temprano, tenía muchos pedidos de tortas y aunque hacía mucho frío pensaba que no por ser invierno la gente dejaría de cumplir años o casarse y luego de llamar a Beatriz y decirle que no fuera haragana y se levantara, desayunó y se fue a su trabajo.
Mientras tanto, Beatriz no podía dejar la cama, no sólo el frío de aquella mañana se lo impedía, sino que desde hacía algunos días le estaba ocurriendo cosas un tanto extrañas al despertar, aunque no quiso alarmar a su esposo y no le contó lo que le estaba sucediendo.
Lo cierto es que cada mañana al despertar, recordaba algo nuevo, cosas que a ella nunca le habían sucedido, pero que las veía con tanta claridad y perfección que la estaban asustando y lo curioso era que cosas de su vida parecían ir borrándose de a poco en su mente, era como agua que se escapaba de entre sus dedos y por más que lo intentaba no lograba recordar, las nuevas visiones estaban ocupando de a poco su lugar.
Esto la preocupaba y le infundía mucho miedo, comenzó a oír una voz que la llamaba, pero no por su nombre sino el de otra persona, Sofía, ese era el nombre que oía y por más que intentara olvidarse de a poco se le iba metiendo en la cabeza.
Y así fueron pasando los días y Beatriz cada vez se sentía peor hasta que se lo contó a Sergio.
El hombre le dijo que deberían ver a un médico y esa misma tarde estaban en el consultorio de un doctor.
El médico les dijo que no se asustaran y que luego de diversos exámenes verían qué tratamiento seguir.
El doctor nunca había escuchado algo así y consultó a un colega el que le recomendó que la paciente visitara a un psiquiatra pues tenía la impresión de que su enfermedad era algo mental.
Luego de los distintos análisis que fue sometida Beatriz, el doctor Samuel, médico de la pareja, les leyó los resultados que, por suerte, eran excelentes, nada físico tenía Beatriz y esto era muy bueno, aunque les dijo que deberían ver al doctor Duncan, especialista en psiquiatría y quizá él podría ayudarlos.
El matrimonio no sabía a ciencia cierta cómo sentirse, si bien Beatriz no estaba enferma, ella se sentía cada vez peor.
Era tal la presión que sentía respecto a aquél nombre que rondaba en su mente que había llegado a olvidar muchas veces su propio nombre.
Comenzaron a imaginar que la casa era la culpable, que allí debía haber vivido alguna persona de nombre Sofía y en sus ratos libres, Beatriz comenzó a investigar a los antiguos dueños de la casa.
Nadie que hubiera vivido allí se llamaba Sofía y eso la desconcertaba porque ahora no sólo escuchaba ese nombre, sino que otro nuevo comenzó a sonar en su cabeza y era el de Antony.
Se escuchaba a si misma llamar a alguien con ese nombre y le resultaba muy conocido.
Al enterarse de esto, Sergio al no saber qué hacer, la llevó al psiquiatra amigo del doctor Samuel.
Tras muchas secciones el doctor Duncan le recomendó unas pastillas calmantes, que según él eran mágicas y que pronto se sentiría perfectamente, que sólo necesitaba un buen descanso.
Pero, cuánto más dormía, más se olvidaba de las cosas y otras nuevas ocupaban su lugar, muchas veces sin darse cuenta llamaba a su marido, Antony y lo peor era que él ya se estaba acostumbrando y si lo llamaba por su verdadero nombre, ni le contestaba.
A pesar de todo, se seguían queriendo y él mismo, comenzó a llamarla Sofía.
Sergio pensaba que no importaba qué nombre tuvieran porque ellos eran ellos y aunque cambiaran sus nombres, seguirían queriéndose.
Cierto día, alguien del vecindario les hizo un comentario, una anciana les dijo que muchos años antes hubo un accidente en el jardín de la casa que ellos habían comprado y que un auto con un conductor ebrio había matado a dos personas que pasaban por la vereda y habían muerto en el jardín. Además, les dijo que tenía el recorte del diario de la época con la foto de los accidentados. Les comentó que por ese motivo la casa estuvo vacía y que los antiguos dueños la vendieron muy barata porque nadie se animaba a vivir allí. Se rumoreaba que los muertos estaban en el jardín, es decir sus almas y que vagaban a su alrededor.
Algunos meses después un nuevo cuadro adornaba la sala de los dueños de la casa y este fue el comentario que hacía el matrimonio al observarlo…
-Sofía, a pesar de que no nos parecemos mucho físicamente con Beatriz y Sergio, al fin lo logramos, hemos vuelto a la vida, no hemos hecho nada malo, ¿no es cierto?
-Por supuesto que no Antony, sólo queríamos volver.
Omenia
30/9/2023





Texto agregado el 01-10-2023, y leído por 119 visitantes. (5 votos)


Lectores Opinan
03-10-2023 Sabés que estás cosas siempre me apasionan, así que bien por tu cuento!!! Un beso. MujerDiosa_siempre
02-10-2023 —Se conocen muchas situaciones que no tienen una explicación lógica. Pero podemos pensar que lo no ilógico, que es lo que está más allá de nuestra actual forma de ver y entender, en muchos casos se inmiscuye en la realidad presente y puede suceder lo que les tocó vivir a Sergio y Beatriz con los inquilinos por accidente: Sofía y Antony. —Saludos. vicenterreramarquez
02-10-2023 Muy bueno tu cuento ome. Me encantó. Siempre admiro tu imaginación yosoyasi
02-10-2023 Bueno, está muy en mi esquina al ser un cuento sobrenatural, aunque desde el momento que compran la casa usada ya se veía venir (al menos para mí), tratas de disimularlo bien con lo de la investigación de los antiguos propietarios de la casa, pero no cuela, está bien, es entretenido. luisgerminalmunozsalvador
02-10-2023 Hay cosas en el mundo real que simplemente no hay explicación, una trasmutación de las almas hacia la pareja. buen cue3nto Ome. sendero
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