La vi, era una plasta verdeoscura pegada al techo con un único ojo áureo. El ojo miraba desconfiado hacía todos lados y el ondulante cuerpo que los circundaba se agitaba apenas se escuchaban sonidos fuertes, como los del perro, que ladraba en esos momentos. Yo estaba inmovilizado a la cama por una untuosa baba que escurría asquerosa de su porosa piel.

Al principio pensé que soñaba, después que vivía los efectos de algún mal viaje, pero luego de que un punzón verdusco bajara de aquella cosa me convencí de la realidad. Iba a ser devorado vivo.

Traté de zafarme pero la baba me impedía cualquier movimiento y sonido, apenas podía respirar. Estaba en un pantano. Sin embargo escuchaba sin dificultad a mi esposa y a mis hijas discutiendo de comida en el comedor. Harían hot Cakes. Y mientras abrían las puertas de la alacena y sacaban los ingredientes mi perro seguía ladrando en el patio, luego vi con horror a varias moscas hundírse en la plasta verdeoscura apenas pusieron las patas en ella. Cuando el punzón atravesó mi pecho toc-toc, escuché en la puerta. Y unos segundos después de que mis órganos empezaran a arder y seguramente fueran a ser licuados:

--Papá, --escuché, expresado con gran ternura --¿vienes a desayunar?