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Tras las cortinas.

Allí se encontraba siempre Alina, era una costumbre que había adquirido, le gustaba tanto ver hacia afuera de la ventana que se pasaba el día entero adentro de la casa sólo mirando el ir y venir de la gente.
No es que la muchacha tuviera algún problema para caminar o de índole alguno salvo por una especie de fobia que le impedía salir de su casa desde hacía alrededor de un mes.
Estar detrás de las cortinas viendo apenas hacia afuera la hacía sentir segura, nadie podía verla y sin embargo ella ingeniosamente había hecho un pequeño agujerito a una de las cortinas de la ventana y así se enteraba de todo lo que ocurría en su barrio.
Puede parecer morboso eso de estar observando a todos mientras nadie lograba verla, pero ni su madre podía sacarla de allí. Entonces decidió hacerla ver por un médico.
El médico le había dicho que pronto se le pasaría el miedo a la gente y a salir a la calle, pero los días pasaban y todo seguía igual.
Un día, su padre cansado de esta situación trajo a un amigo a la casa con el pretexto de que era nuevo en la empresa y que necesitaba asesoramiento Alina apenas lo saludó y de no haber sido por la mirada de su padre ni siquiera se hubiera sentado a cenar con ellos.
El amigo del padre era un psicólogo joven, recién recibido que, aunque le dijo de antemano que no tenía experiencia, debido a su juventud y su buen aspecto, pensando que quizá su hija se fijara en él y volviera a ser la de antes, le dijo que no importaba, que tratara de entablar amistad con su hija y que probara hacerla salir de la casa sin confesarle que en realidad era psicólogo.
Hizo falta varias visitas que, disfrazadas de trabajo, hiciera Josué a la casa de Alina hasta que un buen día la muchacha mantuvo una conversación con él.
Josué la invitó a salir, pero en esto no tuvo suerte, a lo sumo conversaría con él, pero en la casa y sin la presencia de sus padres.
Esto le dio esperanzas a Josué que ya pensaba que jamás podría ganarse la vida con su profesión.
Poco a poco las charlas fueron más frecuentes, los muchachos parecían entenderse a la perfección y esto fue del agrado de sus padres.
Josué comenzó a ir todos los días a casa de Alina hasta que el padre de la muchacha le preguntó por el progreso que pensaba tenía la muchacha.
Josué le dijo que sí, que, por supuesto Alina había progresado mucho, pero que aún no estaba lista para decirle el motivo por el cual no podía salir ni dejar de estar tras las cortinas.
Hasta que una tarde los vio a los dos mirando hacia la calle a través de otro agujerito hecho por Alina a la otra cortina.
El hombre no entendía nada, en la vereda de enfrente sólo se podía ver un supermercado, un banco y algunas tiendas debido a que era una calle céntrica, pero eso lo podían ver si descorrían las cortinas con mucha más facilidad.
Josué casi vivía en la casa de Alina según él el caso de la chica era muy singular y era preferible que estuviera siempre acompañada y qué mejor que él para ayudarla.
Había pasado un mes cuando un día Alina y Josué abandonaron la casa.
Los padres de la muchacha estaban contentísimos, al fin su hija se había curado.
Esperaron a que volvieran, pero llegó la noche y ni rastro de ellos, sólo se veía un gran movimiento en la calle, la gente se amontonaba en la vereda y dos patrulleros cortaban el tráfico.
El padre de Alina salió a preguntar a algún vecino qué era lo que estaba sucediendo y así supo que habían robado el banco. Una pareja de jóvenes, habían logrado escapar con varios cientos de miles de dólares.
Tan pronto lo supo entró a la casa a comentárselo a su esposa.
Aquello era algo inusual, nunca había ocurrido en su barrio en las noticias lo explicaban mejor, parece ser que el banco había sido vigilado por mucho tiempo y los ladrones sabían todos los movimientos tanto de las personas que trabajaban allí como de los clientes que acostumbraban a frecuentarlo. Todo había sido perfectamente planeado, tanto así que nadie salió herido y sólo hubo que lamentar la pérdida de dinero.
Todo este alboroto sacó de sus mentes, por un buen rato a Alina y a Josué que llegaron bastante tarde de la noche.
El padre le preguntó dónde habían estado a lo que la joven le contestó que ya era tiempo que volviera a ser como era antes.
Esto extrañó al hombre, pero viendo que nadie le aclaraba nada se sentó frente a su hija con aquella mirada que ella tanto conocía y Alina se decidió por fin a contarle todo a sus padres.
Desde hacía mucho tiempo deseaba tener una agencia de detectives, como en las películas y comenzó a vigilar a la gente desde tras de las cortinas, esto puede que les parezca de locos, pero estaba segura de que el banco estaba vigilado por una pareja de jóvenes que todos los días se paraban en la esquina y tomaban nota del movimiento del banco. Al principio no estaba segura de si vigilaban el banco o el supermercado por eso hizo un agujerito en una de las cortinas para poder ver sin ser vista, luego se dio cuenta de que sus padres le habían traído a un joven psicólogo creyéndola loca y eso le molestaba hasta que conoció mejor a Josué y decidió comentarle lo que en realidad hacía tras las cortinas y fue allí que el muchacho se sumó y tuvieron que hacer otro pequeño agujerito para que él también pudiera vigilar.
Cuando se dieron cuenta de que era el día que se iba a cometer el atraco, los dos fueron a la comisaría a contar lo que estaba sucediendo, de ahí en más la policía actuó de tal manera que los jóvenes atracadores pensaran que se había concretado el atraco a las mil maravillas y con dinero falso salieron del banco. Alina y Josué habían impedido un atraco al banco que podía haber sido fatal si los jóvenes estuvieran armados. Alina les contó a sus padres que habían demorado más de lo debido porque al salir de la comisaría fueron a comprar cortinas nuevas, ya no serían detectives, ella volvería a estudiar y quizá la psiquiatría pudiera ser una buena carrera.

Omenia
18/10/2023




Texto agregado el 18-10-2023, y leído por 111 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
21-10-2023 Buen argumento Ome, me mantuve pendiente y me sorprendió el final. Abrazo. sendero
20-10-2023 —A veces través de un pequeño agujerito se pueden descubrir mundos escondidos y también,como en este caso, tramas delictivas. —Saludos. vicenterreramarquez
20-10-2023 Vaya vaya, Alina sabía muy bien lo que veía, seguro al final los dos se enamoraron. excelente ome.***** Abrazo Lagunita
19-10-2023 Cada día te admiro más ome, tu cuento está de maravillas. un ramillete de estrellas yosoyasi
19-10-2023 Vaya detective salió la chica. Una genia. TETE
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