todas las puertas están cerradas. no lo hice, lo hicieron mis hermanos. no desean que salga de aquí. quizás les doy vergüenza. puede ser. quizás el motivo sea el de volverme un poco loco desde que el perro murió. salía de casa y a cada persona le ladraba. no podía decir palabra. es que desde que murió fue hermoso. estuve allí con él desde el instante en que lo sacrificaron. sus pupilas se dilataron como si una luz saltara de allí y se metieran dentro de mis ojos. pude entender el sentido de la vida de los perros pues viven para hacernos compañía y sobre todo nos enseñan que ante el dolor se debe ser hidalgo en aceptarlo como si fuera una roca que es mojada diariamente por las olas y no se mueve de su lugar, lo recibe nomás.
enterré a mi perro en un jardín cercano. no he vuelto a visitarle nunca más y luego volví a mi cuarto y paro mirando las paredes de toda la casa y pienso como que estoy buscando algo, pero no sé qué es. y por ello me puse a escribir sobre ellas y dibujé a mi perro, le escribí un poema y muchos cuentos. mi madre decía que yo hablaba demasiado y que era mejor hablarles a las paredes y por ello es que escribo sobre ellas.
mis hermanos me encerraron y cada día me dan comida de perros. me he acostumbrado a su sabor. quizás sea desde el día en que me miré al espejo y pude ver a mi perro, si lo vi y este me hablaba y yo le ladraba. contento les conté a mis hermanos eso y ya saben lo que pasó después... ladro y ladro por toda la casa y es seguro que muy pronto pueda volver a hablar, pero aun no... quizás ya sea el momento pues he notado que alguien de ropas blancas entra a la casa y es seguro que vienen por mí a encerrarme en una perrera... quizás allí esté mejor... quizás pueda ladrar como ellos y ellos me puedan dar aquello que tanto he buscado... eso que hace vibrar mi corazón y hace que salgan lágrimas de mis ojos y mis labios sonrían como cuando era un bebé...