Su nombre es Ego. Ese 25 de Mayo cambiaría todo en mi vida, nuevamente.

Es importante acá citar a Cortazar "Como si se pudiera elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio"

Había sucedido algo que según yo, nunca antes había ocurrido, así repentino e irrevocable, ausente de lógica, lleno de alma, de inconsciente conciencia, de espíritu, irrefutable, llevado por los deseos más ciertos, puros y viscerales, almizclado en el lado más salvaje, en ebullición, eruptivo, real, volcanico, lleno de esencia,  de mi esencia.

Pensé, esto tiene que ser una extraña maniobra del universo, parecía un error, tenía que ser un error de contenido, de pista, de track, se salía del guión de perfección plástica y maniquíes que con mucho esfuerzo había construido.

Todo había estado previamente en orden, había trabajado muchísimo por ese resultado cuadriculado y milimetricamente encasillado.

Estaba dentro de ese pequeño espacio al que yo misma me había confinado, atragantada de miedos con rutinas y disciplinas que suponían un adecuado orden, estaba dentro del limite perfecto de la mediocridad engringolada, sin mucho de que hablar, dentro de los correctos parámetros, había conseguido como perfecto liquido en un pequeño espacio encajar.

El día anterior al predestinado día, cumplía mis 35 años, había encontrado ese mes un nuevo empleo, el más deseado y añorado que parecía que nunca lo alcanzaba.

Había postulado una vez más como acto reflejo, pero esta vez lo habia dejado al azar, con una aptitud más derrotada que triunfadora,  abandonando esa posibilidad de encontrarlo, como quien se rinde ante la oleada dejándose arrastrar, solo como una última bocanada y último respirar.

Venía viviendo la vida así ese año, por descarte, intentando conseguir esas metas pendientes, solo por no darme el gusto de decir no lo lograste porque ni lo intentaste.

Un par de meses atras hasta había conseguido realizar una pequeña hazaña deportiva, que para cualquier otro habría sido tan sencillo como cepillarse los dientes, pero que para mi fue otro gran logro acumulado.

Esa pequeña hazaña deportiva fue tan benevolente, que hasta trajo consigo a un personaje peculiar con el cual comenzaba a salír,  de nuevo por descarte, por impulso de oleaje, de vamos a hacer, eso que los guiones vendidos dicen que se debe ser y  hacer. Este personaje a todas vistas encantador, lo que cualquiera podría desear. Pero con el cual mi alma por más que lo intententaba y se engañaba no lo lograba, no resonaba, la piel no se erizada, el alma y espíritu no cantaban, la vida ahi no vibraba.

Las cosas marchaban casi del todo bien, al menos cumplían levemente los canones de masas mas vendidos, anhelados y por otros soñados.

Pero como lo es todo en este mundo y en la vida, la única constante es el cambio.

Me llamaron del empleo y fue la mejor noticia aunque solo era un reemplazo, solo una semana, di el todo por el todo, estuve presente y fluida.

No transcurría una semana completa cuando me llamaron de nuevo, casi en el mismo lugar,  un nuevo reemplazo, un par de semanas mas.

Agradeci a la tierra sobre la cual pisaba, a mis ancestros y maestros ascendidos por el momento y la oportunidad, eso era sin duda un premio por estar presente, en el momento, en el ahora.

Era el primer día de esa oportunidad ansiada y deseada, en la inducción me confundía y perdía. Puedo seguir ideas con rapidez pero si me aburro, pierdo el foco con la misma velocidad, tenia una conexión mental intermitente ese día.

Entre tanto que debía aprender en un solo día, me hablaron y adviertieron de Ego. Su descripción no fue la más alentadora, una personalidad peculiar, pero tenía la certeza y firme convicción de que a pesar de todo, las cosas conmigo no andarían mal.

Para esas personalidades tenia mi don infalible y desarrollado después de muchos años de andares, soy como los perros, le caigo bien a casi todo el mundo.

A continuacion relato lo sucedido aquel día desde el impulso en mis retinas.

Aquel día y momento lo puedo ver en mis párpados con la nitidez de ese preciso momento.

Era un día  tal vez gris o soleado, pero en ese momento hubo tanta luz que prefiero recordarle soleado..

Estaba yo uniformada, algo salvaje y no creo que muy despeinada, solo recuerdo que el miedo a lo desconocido me embargaba.

Cruce las puertas de esa pequeña oficina en medio de la gran montaña y a partir de ese momento, sucedió el instante, en otra dimensión y realidad ingresaba.

Ego mis pupilas atravesaba y mi sistema nervioso desestabilizaba.

Sobre una pared parte de su hombro izquierdo descansaba, lucia placido y presuntuoso, su estampa y energía me impregnadaban, instante en el que, en su saludo, parecía que la bienvenida me daba.

Solo pude sostener microsegundos la mirada y posteriormente entre murmullos, entrecortados y sin aire el saludo contestaba.

Huí de su presencia con rapidez atormentada.