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Fotocapítulo 18: Fobia a las peluquerías.

Cuando niño, sin vicios, era más bueno que un yogurt. Mi madre de la manito me condujo y dejó en la senda del señor, pero faltando un día para mi primera comunión, me dijo.

–Me gustaría verte con el pelo cortito para ese día –. Y para perpetuar su espontanea sonrisa, acepté.

Mi madre, sin saberlo, había cometido un gran error. Porque la peluquera al hacerme un corte colegial, en la ceremonia la llamita del espíritu santo no reconoció mi cabeza y siguió de largo. Y sin los dones de la sabiduría y la prudencia, cuando cumplí 14, comencé a fumar y a beber y todo ladeado me caí de la senda del señor y rodé con un piquero en el estero. La mierda flotaba. Sobreviví. Además no estaba profundo y cuando logré estar de pie parecía al villano de Batman, el 2 caras, con un hemisferio del cuerpo completamente limpio y el otro… ¡Mierda!.

Escalé los 5 metros que ebrio bajé corriendo y arriba mi ultimó recuerdo previo al corte circuito fue caer de espaldas en el pasto. Días después mis amigos me relataron que fui cargado como un ataúd y que, muerto, sólo reaccioné cuando desde el más allá escuché que me llevarían a mi casa, entonces me salieron tentáculos que se sujetaban de la reja, de un árbol, suplicando– ¡No! ¡A mí a casa no! –. Y volví a morir.

Mis flashes de conciencia fueron parpadeos. Vi luces de autos semejando a platillos voladores. La banca de una plaza. ¿Mi desayuno o mi almuerzo? Ambos revueltos. Desperté bajo una ducha desconocida. Luego en un sofá vestido con ropas limpias. Para estar presentable me dieron una cabeza de ajo, pasta de dientes y una descarga de spray desodorante en la boca. Más tarde me colgaron en la reja de mi hogar y tocaron el timbre haciendo rin rin raja y se fueron corriendo. Más no se podía hacer. Con esfuerzo, me limité a levantar la cabeza que colgaba sobre la reja igual que mis brazos y mirar a mi madre; ella, con un semblante de odio; yo, pálido con cara de vela derretida, con un ojo más abajo y derretido que el otro.

En síntesis, fue mi época de la inconciencia, porque muchas veces quedé así y porque fui un inconsciente con mis padres. Mi inmadurez causó muchos problemas para los cuales no estaban preparados. Fui una oveja negra descarriada, que poco a poco encarriló.

Pero mi fobia a las peluquerías consagró cuando tenía 13. Mi cabellera volvió a crecer y fui donde Johnny, un amoroso caballero que antes de podar, con los pulgares te masajeaba suavecito los lóbulo de las orejas como si para él fueran pezones masculinos.

– A ver mijito. Haremos un corte loley –. Hizo un corte a lo príncipe valiente, igual a He-Man, pero como no soy rubio parecía a Moe de los tres chiflados. Más encima tuve que pagar 2 lucas. De propina, una lágrima.

Mi cabello caía lacio, tan liso, que cuando llegué a la pubertad y vi crecer pelos donde no tenía, pensé que mi Bob el constructor sería lo que hoy llaman una pelo lais. Pronosticaba que se vería como el capitán cavernícola.

Juré nunca más ir a la peluquería. ¿Y dónde me corté el pelo durante años?

La respuesta es la misma para saber cómo mi padre fue un exitoso relator de fútbol. Improvisando. Mi viejo y yo aprendimos juntos, yo daba instrucciones y él obedecía según instinto. Corta ese mechón, tijerea para acá ¡Cuidado con la oreja¡ Así nacía un corte único, exclusivo, irregular y de melena larga, un corte que se reinventa cada 6 meses.

Mi chasconeada incomprendida hacía que profesores y directores me hostigaran. Mi colegio era católico hipócrita, y de nada servía argumentar la contradicción de juzgar a las personas por su envase o que yo quería ser como Jesús.

Postergaba lo más posible la próxima improvisación, porque recién cortado en la mañana da frio en las orejas y me sentía extraño. He personificado a Wili Wonka, a un prisionero judío y a la víctima de un mono con navaja. Pero el pelo crece, yo también crecí, y ahora casi no me importa.

Actualmente mi padre es un experto peluquero, ha entrenado con mi cabeza durante 15 años, pero sigue improvisando.


Texto: 21 mayo 2013

Texto agregado el 15-01-2024, y leído por 396 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
16-01-2024 Muy bueno tu cuento yosoyasi
 
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