Intenté intenderme como el joven que fui
En las calles de esa hermosa ciudad.
Paseaba por el carolino con el cigarro en la mano
Sintiendo y sin comprender el poder de la mayoría de edad.
Esperándote en el zócalo contemplando la catedral
Grande y majestuosa rosando el cielo con sus campanarios , nunca me importo la espera me sentía importante al estar sentado y pensar que llegarías a bucar mi cara entre toda esa gente y su algarabía .
Platicas, risas, silencios, miradas, de momento me sentía atrapado en alguna historia donde los protagonistas se quedarán mirándose a los ojos al sentir la fluidez de las ideas en contrapunto y responder espontáneamente con una sonrisa, esa sonrisa que busca algo más, pide ese final el roce de los labios resolver como lo hace la dominante a la tónica.