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Había salido del metro, y se encontró de nuevo con esas pequeñas puertas que advertían no pasar. Eran muy pequeñas, pero veía que la gente igual las pasaba. Hubo una vez mucho antes en que las pudo atravesar y llegó al lugar indicado, había una manera de llegar a un gran centro comercial a través de ellas. En esta ocacion paso y le pregunto a otro señor que si esa eran las que conducían hacia el lugar comercial, pero el no hablaba bien, tenía un problema al hablar así que ella continuo.

Previo a esto, su día estaba fuera de lo habitual, había tenido que ir en otra estancia comercial de un nivel a otro a través de unos tubos tipo barandas de colores, casi saltando como si la forma de bajar fuera de una estacion de bomberos.

Abajo en el nivel inferior estaba ese grupo de muchacho muy extraños, estaban disfrazados de demonios, unos jugaban con patinetas estaban algunos pintados de rojo y otros pintados de gris obscuro, pensó para sí, que raras las modas actuales, había una joven que solo estaba parada a la puerta del recinto maquillada de rojo toda su cara, y sonreía, lucia muy dulce, algo inocente a pesar de su extraño atuendo.

Ella entró al recinto que se encontraba a la derecha, dónde habia un local de comida, una comida estilo medieval era lo que ofrecían con un menú basado en carnes, tenían mucha carne en sus congeladores, parece que iban a comenzar la producción, había muchisima carne de muchos tipos pero ella la vio y pensó que esa carne molida no se veía buena, tenia demasiada grasa.

Paso la puerta que decía no pasar y pensó que puede pasar, ya me se la ruta al centro comercial, comenzó a subir escaleras estaban pintadas de blanco las paredes, cada 10 escalones tenían un escalón amplio de descanso e iban en circular pero en cada descanso habían un par de puertas correspondientes a un medio nivel, luego diez escalones más y estaba el piso correspondiente; una vez allí habían dos puertas por cada una de las tres paredes correspondientes. Algunas de estas tenían avisos de negocios que funcionaban o funcionaron allí, había uno de venta de tintas e impresoras, había otro de sellos y habían algunos que simplemente no tenían avisos, ella subió tal vez unos cinco pisos, una vez allí pensó, que tao vez habia por cada piso un pasillo que condujera al centro comercial.

Comenzó luego a empujar las puertas por cada piso de arriba hacia abajo, una estaba cerrada, luego otras tres más que le generaron resistencia a entrar y no lograba abrirlas o entrar, no entendía muy bien si esos lugares eran de vivienda o eran comercios, no comprendía porque la gente no cerraba con llave estas, eran acaso tan pequeños los lugares, que la gente dentro, estaban tan cerca estas para oponer resistencia de inmediato.

Todo la comenzaba a asustar, era muy turbio ese lugar y no veía caras, ya no se sentía segura de cómo salir de ahí.

Continuo bajando cada nivel, la segunda puerta bajando a mano derecha parece que del tercer nivel desde arriba hacia abajo, abrió y la condujo a otra estancia.

Era de nuevo un pasillo blanco como un corredor no tan amplio que la dirigía hacia nuevas escaleras,  estas escaleras eran similares a las anteriores pero no las mismas.

Ella ahora comienza subir estas nuevas, en búsqueda de alguna novedosa puerta que la conduzca al centro comercial. Sube dos pisos y nuevamente cuando va subiendo en tercer piso se encuentra que este esta siendo ocupado.

Ocupando todo el pasillo, de este nivel, con trapos y cortinas azules que ocupan gran parte de las paredes a la derecha en el piso estaba una señora, nunca supo su nombre, tenia una tez algo morena, tal vez unos 47 años no muy bien llevados, cabellos obscuros rizados, con una especie de flequillo sobre los ojos. La señora estaba sentada y junto a esta, se encontraban dos perros, uno era un poodle, el otro no parecía tener alguna raza pero tenía el hocico gris y el resto del cuerpo entre marrón y negro, la señora ocupaba una esquina del pasillo, detrás habían bolsos de montaña de distintos tamaños y colores todos apilados uno sobre otro, estos abarcaban una pared que se iba achicando en su altura, por lo tanto las mochilas encajaban a perfección en esta pared y en el piso, habían distintos sacos de dormir de montaña estos con colores azules y grises.

Ella pensó que la señora era una vendedora ambulante de sus bolsos, pero no, la señora saludo, comenzando luego a contar que estaba  ahi afuera para tomar un rato aire, aunque ahí tampoco habían ventanas. Relataba la señora lo sola que se sentía, que había perdido hacia 5 años atrás a su madre de un problema al corazón, según lo que someramente alcanzaba a explicar parecía una valvulopatia, indicó que eso la había dejado muy afectada porque a pesar de que acudieron con toda rapidez a urgencia no lograron salvarla.

Luego la mujer la invito a pasar a su espacio, a su departamento en el lugar, lo cual ella acepto e ingreso. Dentro de este estaba la hija de la mujer, esta hija solo era una cabeza en el piso que hablaba, y tenia un extraño semblante, un color canela cenizo, no brillaba, parecía no real, pero tenía un todo de voz muy dulce, se apreciaba preocupada por su madre.

El lugar tenía paredes blancas altas, dentro no tenía puertas, tenía una especie de separación de una habitación a otra, que ella llamaba su altar a la izquierda y a la derecha era la salida a la calle a una acera, en el medio estaba otro altar y la cocina. La señora por lo visto ocupaba sin mucho temor los lugares que le correspondian y los que no, según le apetecía.

Mientras esto sucedía ella se hacia  muchas preguntas acerca de la señora, ¿de que vivía?, ¿como vivía?, ¿acaso estaba invadiendo el lugar?, ¿porque se tomaba más áreas de las que correspondían?, ¿porque tenía esos altares?, ¿era una hechicera?, ¿que era?, ¿porque tenía una hija sin cuerpo?.

Era todo imposible, pero era una indiscreción preguntar todo aquello a una persona que amablemente le invitaba a pasar a su hogar.

La dirigió al altar, comentando que cuando su madre murió le comenzó a pedir a esa divinidad y que esa divinidad la había ayudado mucho, la tenia dibujada en una especie de lienzo móvil deslutrado, tenia 4 alas a su espalda y vestía de verde, parece que tenía un par de brazos más, abajo en el supuesto altar estaban unas velas apagadas, pero en la otra habitacion separada si había una vela de varios colores encendida y sucedia algo raro con esa vela, pues está emitía rayos de luces de muchos colores era como un arcoiris que emanaba de la vela.

La señora se lanzó al suelo luego del recorrido como cansada agotada y comenzó a decir que su madre era la mejor que la ayudaba en todo, que gracias a su mamá todo funcionaba bien en su hogar.

En ese justo momento en el que la madre fallecida de esa mujer ahora estaba viva según el nuevo relato, fue el momento, en el que ella se percato de una nueva y disonante mentira o locura, por tando asi ella decidio que era hora de irse de allí.

Agradecio por todo, ya que estaban preparando algo caliente para ofrecer pero lo rechazo a la inmediatez.

Acto seguido la niña que solo era una cabeza indicó la salida, ella le preguntó cual era la vía hacia el centro comercial pero la niña no lo supo explicar muy bien del todo.

Ella finalmente salió de allí pero fue raro, no salió por el mismo lugar por el que entró, este ahora era más angosto y al inicio de esta nueva salida todavía habían cosas de la señora como una figura de un niño colgada por un costado como volando, pintado de plateado, con brillantina, siguió bajando, mientras bajaba se hacía angosto el camido tanto que no podía pasar ya, hasta convertirse en algo parecido a una cañería de concreto amorfa, debido a esto tuvo que retroceder un poco el camino  y  encontró de nuevo así un lugar con puertas.

Habían varias puertas pequeñas de nuevo, ella comenzó a abrirlas, una por una, pero, estas eran de las conexiónes de gas, de la electricidad y la del agua, había una mas, esa si era más grande,  pero al inicio no abría, por lo que decidió, volver a abrir de nuevo el resto, las de los servicios de las distintas conexiones, hasta regresar de nuevo a esa puerta grande que esta vez si abrió.

Esta la dirigió a las inmediaciones de un taller mecánico era muy grande este,  pero ella pudo recordar que ese lugar de mecánica automotriz quedaba al lado del centro comercial, así que ingreso sin mucho ruido a este para poder salir de allí lo antes posible. Este era amplio, estaban todos los autos guardados, era obscuro, lleno de grasa,  ella paso en el espacio entre un par de automóviles y llegó al pasillo de salida, donde finalmente pudo dejar el laberinto de forma ilesa.

Una vez en la acera de la calle se voltio a ver a los edificios de los que aparentemente procedía, intento buscar el balcón de la señora, no lo logró visualizar, eran unos 3 edificios cercanos, con lindos balcones angulados de muchas ventanas, casi todos con plantas verdes grandes, allí viendo los balcones y disfrutando del sol que la hacía entrecerrar los ojos al verlos, pensó y entendió que esos edificios funcionaban como una especie de colmena, todos interconectados.

Texto agregado el 20-03-2024, y leído por 109 visitantes. (6 votos)


Lectores Opinan
21-03-2024 .Sentí al leerte que eras valiente de cruzar y cruzar puertas,sin saber que encontrarías tras ellas. No pude imaginar el lugar,tu relato me hizo entrar a un laberinto sin salida. Aunque me quedé tranquila cuando al final viste el sol***** Un fuerte abrazo Victoria 6236013
21-03-2024 a veces los sueños entrelazan cosas raras, para tal vez decirnos algo de el mundo real, o tal ves sea simplemente imagenes que se difuminan con el tiempo... por eso es bueno escribirlos :) arcano20
21-03-2024 Cuando abres una puerta y desconoces lo que hay al otro lado, puede aparecer cualquier cosa buena o mala, sorpresas que te pueden gustar o no. Recuerdo el cuento de dos puertas donde en una de ellas estaba una princesa y el amor. Y en la otra un tigre. El príncipe debía abrir alguna de las dos, podría encontrar el amor y la felicidad o la muerte. Imaginativo relato, amiga. maparo55
20-03-2024 —Puede que me equivoque pero... a través de esas puertas y el relato de ficción creo sentir que me introduces a lo que hoy es lo que en las décadas de los 70 y 80, al menos aquí en Chile, fueron los caracoles o edificios en espiral que albergaban tiendas, precursores de los actuales malls o grandes centros comerciales. Algunos de esos caracoles aún funcionan y a mi modo de ver y leer... se parecen al cuento. —Saludos. vicenterreramarquez
20-03-2024 Creo que aún estoy perdida jajaja, estoy de acuerdo con yosoyasi, fue entretenido. Saludos. ome
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