En medio de sus pantalones
Y su camisa
Anda Ernesto.
Sabe que no pueden contenerlo,
Que su límite es otro sitio,
Otra ventana derretida, otro Pañuelo para anidarse...
Cara de ángel tiene Ernesto:
En su voz,
Los grillos que cantan bajo el mburucuyá,
Dejan quietas las patitas
Y abren la boca del estruendo de ser libres.
Ernesto ama.
En medio de sus zapatos,
Los pies de Ernesto son geranios fieles...
Sus diez dedos
Dejan espacio para los violines, además.
Así, Ernesto es un puente de flores,
Y va agradecido de su terrosa progenie;
Va ungido de elevaciones.
Con su mirada incomprensible, Ernesto
Va.
Dios lo visita a veces:
...Entonces su sonrisa ilumina el hospicio todo.