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Mi familia paterna proviene de una rama de asesinos, aunque la primer parte de mi vida… esto fue un secreto para mí. Nací en Francia en Agosto de 1984, pero al año nos mudamos con mi madre a Inglaterra. Veníamos solas. Luego de nacer, mi padre consiguió un trabajo que consumía la mayor parte de su tiempo; por lo que me contó mi madre, pasó con ella solo 10 días desde mi nacimiento. 10. Los había contado. Consiguió un trabajo en el banco BBVA, a pesar que no ganaba una fortuna, mágicamente teníamos bastantes lujos que mis compañeros de escuela, no compartían. En los primero 15 años de mi existencia, no creo que haya visto a mi padre más de 5 veces, la verdad es que nunca he tenido un ejemplo paterno real. Nunca me quejé, para ser sincera mi madre me contó siempre cosas maravillosas de mi padre, me mostraba fotos de ellos juntos antes que yo llegara. En mi corazón y en mi mente, siempre pensé que la única razón por la que mis padres se separaron… fui yo. No, en serio, ¿cuál otra pudo ser la razón? Piensa, nací en Agosto y en Septiembre mi papá consiguió ese trabajo que arruinó nuestra vida familiar. Pero en realidad ésa no era la pregunta de un millón de dólares, no… la pregunta era ¿cuál era el trabajo por el que mi padre nos cambió? 15 años en el mismo negocio y ni yo ni mi madre sabíamos de qué se trataba o al menos eso creía yo… Todas y cada una de las veces en que había visto a mi padre, le había hecho la misma pregunta:
- Papá ¿en qué trabajas?
- ¿Para qué quieres saber? ¿Quisieras trabajar conmigo algún día?
- Quizás, si me dijeras.
Y esa era toda nuestra conversación acerca del tema, nunca podíamos terminar, siempre se paraba y se iba.
En los 5 años siguientes, llegué a ver a mi padre solo 2 veces más, en el 2000 nos llegó la trágica noticia que mi padre había muerto. Fue triste, porque después de todo era mi padre, uno de los que había ayudado en mi creación, pero más haya de eso… no. Para mi madre, fue distinto, fue debastante. Entró en una profunda depresión, en la que no dejaba su habitación ni de día ni de noche, solo para ir al baño. Ni siquiera comía, excepto cuando yo le llevaba algo para comer. Un día llegué a la casa y ella no estaba. Yo no había entrado en la pieza de mi madre desde hacía tres semana; la comida se la dejaba en la puerta y luego iba a buscar los platos vacíos. Pero ése día no sentía lo mismo de siempre, por lo que entré en su pieza. Regados por todas partes estaban las cajas vacías de los antidepresivos que le habían diagnosticado, mezclados con otros medicamentos que ignoraba. Me preocupé mucho; ése día había llegado a las 1.30 de la tarde, ya eran las 9.00 y mi madre aun no llegaba.
- ¿Aló policía?- nunca los había llamado.
- Si, ¿en qué puedo ayudarte?
- Es que, mi madre no está en la casa y no es normal en ella, por lo menos en el último tiempo.
- Quizás solo salió a comprar algo.
- No ha dejado su pieza en 3 semanas, ¿realmente cree que haya salido en su sano juicio?- la verdad es que tenía miedo, sentía como mis tripas se retorcían.
- Está bien, enviaré una patrulla, ¿dirección?
Cuando la policía entró en su alcoba no encontró nada más de lo que había encontrado yo. Desde que habían cruzado el umbral de la puerta de entrada me habían mirado como a una joven alarmista, neurótica hija de mamá. Pero, en mi interior sentía que esa situación no estaba bien.
Por una semana estuve sola en la casa mientras la policía buscaba a mi madre. Siempre que veía las noticias con mi madre y veíamos a una persona desaparecida y decían: “La policía la está buscando desde ayer”. No aparecerá. Créeme. Temía lo peor…y estaba en lo cierto. La encontraron en un hospital como una NN. En la descripción que me habían pedido, les había dicho que mi madre tenía manchas de vitíligo en los tobillos. Ésa fue la clave.
Diagnóstico: Sobredosis, muerte hacía 15 horas.
Pero no me entraba en la cabeza, ¿dónde había estado? ¿Cuándo había comenzado a usar drogas? Eran tantas las preguntas… era tanta la pena. En menos de un año había perdido a mis dos padres, a las dos personas que se suponen que debe criarte y permanecer contigo por más de 17 años ¡era huérfana a los 17! Unos vecinos se hicieron cargo de mí por un tiempo, en verdad fue la primera semana. No soportaba vivir con ellos, tenían un hijo molesto, gordo y molesto, muy parecido a Dudley de Harry Potter, pero la diferencia entre ellos era que éste en realidad existía. Demonios, nunca se puede ser muy afortunado. Pero mira el lado bueno, al menos no podemos estar peor.
Corrección a ése estúpido dicho, si alguien siempre puede estar peor. Créanme.
A la semana me escapé de esa casa y me mudé por un mes y un día a la casa de una compañera de colegio y mejor amiga. Su familia me conocía desde hacía años por lo que no me crearon muchos problemas, pero con el tiempo me fui siento…como un estorbo. Debían pagar más aunque les pagaba 40 libras esterlinas por cuidarme al mes, al menos era un aporte. Al fin del mes le pregunté a otra amiga, ésta mucho más alocada que la anterior, si podría vivir con ella por un tiempo. En su casa no sentía que estorbara tanto, pues su madre divorciada pasaba solo las noches en la casa. Con ella me divertí mucho y la pena empezaba a sanar. Al menos superficialmente, es verdad que saliendo a fiestas y tomado y fumando se pasa mejor que estudiando, pero mágicamente mis notas se mantuvieron. Tengo muchos recuerdos. Como éste:
Escenario: Plaza.
A: yo
B: mi alocada amiga
Situación: aprendiendo a fumar.
A: ¿Pero y si me ahogo?
B: Te vas a ahogar pero es normal, acuérdate que tienes que hacer como cuando te asustan, que como que “tragas” aire, pero no te lo tragues.
A (ahogada): ¡asco!
B: Después te va a gustar.
Ése es uno de los momentos más memorables de mi historia, recuerdo el humo del tabaco en mi garganta, lo mareada que luego quedé, pero recuerdo más aún lo enojada que estaba con mi amiga con lo cierto de su última frase.
Me gustaba mi descontrolada y sin ataduras nueva vida, pero necesitaba algo más. En una de las tantas fiestas a las que asistimos, conocí a uno de los tantos chicos que conocí en ése tiempo, pero él me recordaba algo. Era un poco más extraño, mucho más extraño. Me recordó a mi antigua vida, a lo tranquilo que podía ser todo, tan tranquilo y tan hermoso. Empezamos a salir juntos todas las semanas, nos veíamos casi todos los días. Era un año mayor y le interesaban muchas de las cosas que a mí también. La historia era una de ellas. Y había leído a Katherine Neville; creo que con eso me cautivó por completo. He leído los tres libros de Katherine Neville, pero Riesgo Calculado me lo sé casi de memoria.
Mis hogares fueron cambiando con frecuencia y llegué a vivir hasta en 15 distintas casas en menos de un año. No me quejo, nunca tuve necesidades que no hubiera podido conseguir. Al cumplir 18 años, mi vida volvió a cambia, mi relación con este espectacular chico se había acabado y por fin, ése año, el enigma del “trabajo de mi difunto padre” se solucionaría.

Texto agregado el 06-12-2004, y leído por 120 visitantes. (0 votos)


Lectores Opinan
17-12-2004 esta demasiado bien camila, nunca te habia leido de verdad, pero tienes que seguirlo, saludos...y nos vemos...creo arbola
 
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