ASI PIENSO YO.
Estar contigo, es como tocar las nubes del cielo y ser parte del arcoiris radiante, que anuncia con una suave brisa la llegada de un nuevo espacio en mi corazón.
Pero eso dura poco. Como una ráfaga de viento que llega y destruye todo lo bello, lo bien construido, lo que yo construí por ti, y después sólo queda el desierto árido y las noches escalofriantes y tempestuosas, sin tu presencia; y luego de analizar te das cuenta que todo fue una simple ilusión mía, porque él jamás lucho por mí, como el soldado soy yo, que nunca se rinde hasta cuando se da cuenta que está vencido, así soy yo.
Como dicen: “Después de la tormenta siempre llega la calma” aún así, el tiempo ha tranquilizado mi sunami de olas que entraban en mi mente y me volvían loca de desesperación, de esa desesperación de no saber lo que él siente por mí.
Él un rallito de luz que ilumino mi vida y luego la apago dejándome en la oscuridad más profunda y una agonía larga, por no saber lo que es sentirse amada.
“El Tiempo” el que manda es él, el tiempo es quien lo decide todo. Aunque el tiempo no cura heridas pero por lo menos las alivia, como una mano que sin tocarte sólo con estar cerca de tu mano puede sentir esa calidez que te tranquiliza de tal manera que te quedas dormida y sueñas lo bien que te sientes.
Mi dolor se ha aliviado pero con el paso transcendente del tiempo (que me ha dejado cicatrices) he vuelto a caer en lo mismo.
Es como cuando uno se para recapacitando y piensas “que no volverás a caer en un hoyo pero no en el mismo, sino en otro con más profundidad, más oscuro, más calabrozo, más siniestro, donde tu cabeza parece que va a explotar de tanta confusión y te das cuenta que tus sueños murieron, pero ¿porqué? Y te preguntas ¿porqué vivo? ¿porqué existo? ¿porqué me pasó esto a mí? ¿por qué dios me castiga así? Y ahí viene la moraleja de esta historia:
“Porque de los porrazos se aprende, ¿y para que nos sirve aprender?, para madurar y ver la vida desde otro punto de vista y conformarnos con lo que tenemos, siempre hay alguien peor que nosotros.
De repente hay que alejar los problemas de lado y ayudar a los demás, estamos vivos para cambiar el mundo, para razonar, para perdonar, para corregir nuestros errores, en fin… para ser mejores personas y para que crezca aún más nuestra alma e espiritualidad.”
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