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PSICOSIS

Me rascaba la cabeza con el lapicero viendo a la profe señalar el gran tablero verde, lleno de números, siglas y demás garabatos que no entendía, me preguntaba si algún día llegaría a ser como ella, con sus ojos salidos, su nariz respingada, su piel blanca y solo un poco arrugada, pero sobretodo su boca grande que cuando reía a carcajadas su boca crecía y crecía y daba la impresión de que se fuera a comer el salón de un mordisco.
- ¡Piedad! – grito la profe-
En un momento pensé que me caía y en otro ya me había caído, había golpeado el pupitre tan fuerte que me columpie en el hasta besar el suelo sucio y frió.
-¡Niña, no le da vergüenza dormir en clase, que cree, todo ese sacrificio de sus papas para traerla hasta acá y usted así es que le paga, que va a hacer cuando sea grande, que va a ser de su vida!-
Yo no pensaba en el regaño de la profe, ya me había regañado tantas veces que sus gritos eran inmunes en mis oídos; yo solo escuchaba a mis compañeros burlarse de mí, no me gustaba que se burlaran de mí, y pues en realidad había algo más grave, desde hacia como dos horas, eso creo, tenia una sensación extraña en mi barriga, creo que tenia popo, pero ahora estaba enfadada, porque me había hecho pipi y tenia que salir rápido del salón. Cuándo estaba en la tasa me vi manchada, ya me habían explicado todo y pues no tenia nada de lo que dicen que da, no me había asustado, no había dolido, no me había pasado nada, solo el hecho de que mis compañeros, mis amigos, mis parceros me vieran en el suelo, se burlaran de mi y que al otro día me gritaran en el recreo ¡MANCHITA!.

Capitulo II

Llovía, el cielo estaba completamente oscuro, en la ventana se veía ella contemplando la lluvia, desde pequeña siempre le había gustado, veía como caían las gotas hasta tocar el suelo, como se formaban los charcos y el sonido que emitía, podría bailar al ritmo de este sonido si se lo pedían. Pero ese día aunque fuera frió y estuviera lloviendo afuera, ella se sentía vacía, había estado leyendo un viejo cuaderno que encontró: su diario, no recordaba muchas cosas de el, es mas, no recordaba la mayoría de cosas, lo que si recordaba era los nombres, aparentemente había pasado muchas personas en su vida pero en ese momento a sus 28 años se sentía sola, no tenia a nadie; Las niñas con quien saltaba lazo y jugaba barbies no estaban, los compañeros del colegio habían cogido otro rumbo, por ahí quedaban uno que otro del barrio, pero igual no importaba. Sola, había logrado todo lo que quería, pero no tenia con quien compartirlo; lloraba, lloraba, mas ella era fuerte, o eso hacia creer a la gente, pero en realidad se destrozaba al menor obstáculo.
Piedad era alta, de cara redonda, no era muy bonita, pero al sexo opuesto le era muy atractiva, tenia unos ojos verdes grandes que resaltaban su rostro, labios carnosos, piel blanca, cabello largo que hacia juego con su cuerpo, no era muy voluptuosa pero era proporcionada. Tenia muy claros sus principios, a veces como todo, se confundía, pero luego decidía. Obraba con la razón, dándole crédito a todo lo que disponía el corazón. Vivía tranquilamente, o eso decía, aunque se preocupaba por pequeñeces; así era Piedad una mujer sin escrúpulos, una mujer decidida, una mujer dedicada, una gran mujer, para mi.

Capitulo III

Ring-ring
Puto despertador de la mierda, no tiene a nadie mas que joder-
Eran las seis de la mañana tenia que salir a trabajar, aunque había estudiado sistemas no se desempeñaba en eso, porque según ella este país estaba lleno de técnicos que le quitaban el puesto a los profesionales ofreciendo su trabajo por una miseria. Trabajaba en una funeraria, se llamaba Las flores; el nombre era por las dueñas, dos gemelas fofas de apellido Flores, nunca habían hecho nada en la vida, pero tenían suerte, eran herederas, su padre se había matado para levantar lo que ellas estaban acabando. Jessica y Jesenia, así se llamaban las jefes de Piedad, y que a diferencia de ellas Piedad se había quebrado el cerebro estudiando para terminar en manos de unas analfabetas de buena vida.
Me regala una chocolatina – dijo Piedad
Claro, amaneció de mal genio? – pregunto la viejita que siempre le vendía lo mismo.
Fresca, no es nada, solo que tuve una noche de perros, deme mejor una grande a ver si se me pasa esta maluquera -
Tranquilícese, haga lo que yo hago cuando estoy así, vaya a misa eso la calma, este con Dios, que el todo lo puede, hágalo, vera que así se salva –
Si, claro, gracias –
Piedad miro a la vieja como no sabiendo de que le hablaba, no le importo mucho y siguió su camino; en la entrada como todos los días estaba el loquito.

Que pajo amiguita! Me compro cigarros o que? – balbuceaba el loco.
Trabajaba allí como cuidador de los carros, lo hacia muy bien hacia reír a la gente, pero para Piedad le era otro mas, no lo consideraba amigo, pero sin embargo le tenia aprecio y le compraba los cigarrillos.
pues ahí..., ya llegaron las chonchas- le pregunto Piedad al loco
acabaron de entrar –
gracias, y tomé ahí mil pesos para que se compre alguito, hablamos después chao-
chao mamita –
Piedad entro con disimulo pues había llegado tarde, pero lo único que encontró adentro eran unas cuantas sillas y una de las gordas sentada llorando.
- que te paso Jesenia – pregunto con hipocresía
mi novio me puso los cachos – lloraba con mas fuerza, se le salían los mocos.
Como es eso? – reía para sus adentros Piedad
A ti que te importa, vete a trabajar que pa’ eso te pago – grito con rabia Jesenia
Perra, como no le van a poner los cachos, a esa tonta – fue lo único que pudo decir Piedad, si que la escuchara, y se fue a hacer lo que tenia que hacer.
No recuerdo bien que era lo que hacia, lo que si recuerdo era que lo hacia bien, aunque de mala gana. Ya a las seis de la tarde salió para su casa, igual que cuando entro se encontró al loco que le dijo:
que pajo amiguita, me compro cigarros -
no me joda, no ve que voy con afán –
Ella salió caminando rápido, pero no se daba cuenta que el loco la había estado siguiendo, entro en una droguería se compro un ibuprofeno, y salió nuevamente a coger bus, cuando subió, no se porque, le dio por mirar a atrás, pero no vio nada. Al llegar a su apartamento y recostarse en su silla, prender el televisor y ver las noticias, sonó el teléfono, como todos los días, en ese instante pensó que su vida era monótona, ya sabia quien era.

hola Roberto, como estas –
bien y tu, que hiciste hoy –
tuve un día pesado –
tu siempre tienes días pesados –
no empieces –
No empieces de que! Solo decía!-
no quiero hablar de eso – ya estaba empezando a molestarse
de que hablamos entonces –
de nada, hablamos después –
A Roberto le disgustaba sobremanera que le dijeran –Hablamos después- no se porque, pero se molestaba. Roberto y Piedad eran novios desde hacia casi dos años, tenían una relación buena, pero habían días de días como este.
Roberto trabajaba en una multinacional, era un hombre muy ocupado, casi no se veían, hablaba de cosas banales, y era excesivamente obsesionado al dinero, sin embargo se entendían con Piedad.
Al segundo de ella haber colgado el teléfono, sonó el timbre, ella miro por la hojuela, y era el loco.
que haces aquí, vete, fuchile – grito Piedad
vine a traerte tu saco – balbuceó el loco - y a que me des cigarros –
Se me había olvidado contar que el saco lo había dejado en el funeral.
mi saco!, pero en donde lo habré dejado- pensó Piedad
lo dejaste en el funeral – volvió a balbucear el loco - me vas a dejar entrar o que?
Bueno entra, pero trata de no tocar nada, no, no abras la nevera, no te comas los bocadillos, quieto quédate quieto, porque te deje entrar! Que tonta soy!, oye y a propósito tu como sabes donde vivo yo –
El loco se asusto un poco y respondió
vas a creer lo que te diga un loco como yo –
la dejo callada.
bueno, gracias por traerme el saco, ahora puedes irte-
irme, no! Estas loca
loca yo! Si tu eres el que esta loco
loca
loco
loca
bueno y porque loca?
En eso el loco ya se había sentado y se estaba comiendo el ultimo bocadillo que le sobraba de la nevera.
eres una loca porque estas peleando conmigo y todos sabemos que yo estoy loco, si yo no estuviera loco, tu tampoco serias una loca., tienes un trago.
Como así que un trago, no entiendo nada de ti, estas loco, vete de mi casa, no esa cerveza no, mira que es la ultima que me queda-
Yo te dejo
Bueno esta bien.
Piedad ya no quería sacarlo de su casa, estaba a gusto con el ahí, por un lado no estaba sola, y por el otro no pensaba en la llamada de Roberto.
Ya habían pasado dos horas, y se encontraban los dos viendo una película llamada La ciudad de Dios y hablando.
quieres otra cerveza? - pregunto el loco a Piedad
yo creo que ya hemos bebido suficiente, estoy un poco mareada –
quieres dormir –
si, yo creo que me voy a acostar un poco, mañana tengo que madrugar-
Piedad había olvidado por completo que estaba con un loco, ya que él estaba hablando claro y de cosas interesantes, además el efecto de los tragos la habían dejado borracha. Ella se había dirigido a su cuarto para acostarse, y él detrás la seguía.
me duele la cabeza- decía Piedad al otro entre dormida
es acá que te duele-
si...
te puedo acariciar?
Si...
Acá?
Si...
Te sientes mejor?
Si, me siento mejor
Piedad, puedo tocarte?
...
y así?
...
no te da asco que te acaricie?
Loco podes hacerme lo que quieras, porque yo si quiero
...
...
despacio
así...
si, así, gracias.
Te gusta, Piedad?
Callado... quédate callado un poquito...
...
...

Capitulo IV

Ring-Ring

Loco! Loco!, estas en la cocina?, donde estas? –
Piedad se había levantado de la cama tras a haber escuchado el reloj y no haber visto al loco en su cama. Que habrá pasado? Se preguntaba Piedad. Fue hasta la cocina y no lo vio allí, ella dedujo que el se había ido, a donde habrá ido?, Será que no le gusto lo de anoche? Era una pregunta tras otra. Al poco tiempo ya estaba vestida y dispuesta a ir a trabajar con todas las ganas del mundo. En el camino hacia el paradero del bus examinaba lo sucedido y no comprendía muchas cosas, como el hecho de que hubiera pasado la noche con un loco, al que poco conocía y el cual no le inspiraba un menor pensamiento; también se preguntaba como era posible que ese hombre de contextura delgada, anteojos, cabello largo, la había seducido con su forma de hablar, de caminar, de mirarla; como ella no se había dado cuenta que el existía antes.
Estaba nerviosa, parecía una adolescente, no se imaginaba su llegada al funeral y verlo a él, cada vez estaba mas cerca, miraba por la ventana como asustada, hasta que por fin llego, se paro, timbro, se bajo, y ahí estaba él como ella lo había imaginado.

hola – dijo Piedad con la voz entrecortada
que pajo amiguita, me compro cigarros o que? – balbuceo el loco
Por que hablas así?, ya no tienes que aparentar conmigo – sonrió ella
Cigarros! – grito el loco y de un empujón le quito el bolso a Piedad y le saco los cigarros que ella tenia para él
Que te pasa, estas loco? – le respondió al grito
Loco me dicen que soy, loco me gusta ser, loco por aquí y loco por acá – bailaba él, mientras ella no comprendía lo que pasaba
No le hagas caso mijita – le dijo la viejita de los dulces a Piedad
No ves que esta loco – volvió a hablar la viejita

Piedad estaba de mal genio, no entendía nada de lo que pasaba, el loco que la había poseído la noche anterior, no era mas que un tarado. Ya lo entendía, había sido una estúpida, y nuevamente le echo la culpa a los tragos y se dispuso a olvidar aquel asunto. Aparentemente. Porque ahora tenia un problema mas grande: Como contarle a Roberto lo que había pasado?. Una y otra vez lo pensaba, hasta que encontró la solución mas adecuada, decirle por teléfono, y hacerse la victima para que él le tuviera lastima y no se fuera a poner bravo. Así lo había decidido esa tarde, y cuando llego a su casa eso fue lo primero que hizo, llamar a Roberto.

hola mi amor – dijo nerviosa Piedad
Un simple hola fue lo que respondió Roberto al escuchar la voz de ella, cuando de repente se escucho el timbre.
espérame un momento voy a ver quien es
Piedad se levanto a mirar por entre la hojilla, y valla sorpresa, era él, de nuevo en su casa a la misma hora que la noche anterior. Ella no sabia que hacer en ese momento, tenia que atender un asunto a la vez, así que corrió al teléfono y se despidió de Roberto sin ninguna explicación.
pero, que haces aquí – su voz temblaba, se sentía como una niña, nerviosa, abrió la puerta sin dejar que él contestara
que pena lo de esta mañana, de verdad me siento muy mal, lo que sucede es que no quiero que la gente se entere de lo nuestro, yo se que tienes novio y también se que lo quieres mucho, además tu sabes perfectamente que las gordas de la funeraria te envidian, porque eres muy bonita, lo sabias?, sabias que eres muy bonita?.
Atónita Piedad no respondía, solo escuchaba como embobada
mira yo quiero que las cosas entre los dos evolucionen, yo quiero estar contigo, desde el primer momento que te vi, me gustaste y ahora me doy cuenta que no es un simple gusto, me doy cuenta que eres mi vida. Mi nueva vida.
No sabia que era lo que estaba escuchando, solo sabia que lo estaba sintiendo que le estaba llegando hasta el fondo.
Esa noche como las siguientes dos semanas él llegaba a la misma hora, hablaban un rato y después tenían sexo, así como el salía muy temprano sin que ella se diera cuenta. Pero él seguía siendo el loco del funeral.


Capitulo V

Director: Pase Gutiérrez-
Gutiérrez: buenos días, señor
D: como anda Gutiérrez
G: bien señor
D: que me cuenta de nuevo
G: aquí andamos señor
D: hay algún progreso
G: la perra no quiere soltar nada, cuando le preguntó por Roberto me sale con esquivas, además de que yo creo que ya esta empezando a sospechar algo.
D: porque lo dice Gutiérrez acaso le ha preguntado algo?
G: si, claro, me pregunta porque no me puedo comportar de otra manera en el funeral?, y porque si soy una persona tan educada, porque entonces estoy vigilando carros?, yo ya no se que mas inventarle.
D: no se preocupe, usted asegúrese de sacarle lo mas que pueda tenemos que acabar con ese desgraciado.
G: como ordene señor, y de platica como andamos.
D: ahorita no me moleste que tengo otros líos que resolver, usted asegúrese de hacer bien su trabajo que después hablamos de eso.

El loco, o mejor dicho Gutiérrez estaba disgustado, ese trabajo no era que le gustara mucho, le tocaba disfrazarse de gamin en el día, y complacer la insaciable Piedad de noche. Ese día así como todos llego al apartamento de ella, pero a diferencia de todas las noches ella no estaba, que había pasado se preguntaba Gutiérrez.

Roberto: hola mi amor como estas
Piedad: pues ahí mas o menos
R: oye son las siete deberías estar en tu casa aya debe estar el man ese esperándote
P: mira ya me mame de este jueguito
R. no te desesperes mi amor, pronto vamos a acabar con esa banda y así seremos los dueños y señores de este negocio, piensa en que no tendremos mas competencia, no mas emboscadas policíacas organizadas por ellos, no mas nada nena, aguanta un poquito.
P: ese es el problema yo ya no quiero mas esta vida, quiero empezar a conocer mas gente Roberto, mira que yo aleje a mi familia por esto, además que no tengo amigos, solo te tengo a ti, y si tu no estas a quien voy a tener.
R: no me salgas con esto ahora nena, yo te lo he dado todo, un apartamento, un trabajo, viajes, todo lo que has querido lo has tenido.
P: tu no entiendes nada, no ves que me estoy cansando Loco
R: ¡loco! Que me dijiste cuida tus palabras

Piedad estaba nerviosa, pero lo había pensado bien y sabia, que, era lo mejor.

Capitulo VI

Gorda, tu ya hablaste con Roberto, ya le dijiste que habían terminado que ya no lo querías cierto? – Dijo el Loco
No, mira que no he sido capaz, no se como decírselo, no se como decirle que estoy con otra persona –respondió Piedad
No tienes que decirle que estas con otra persona, mira que eso a nosotros nos da mas duro que el hecho de que nos dejen. Solo dile que... a ya se, que necesitas un tiempo para pensar, así no lo dejas tan herido.
Un tiempo, él es inteligente el sabe lo que un tiempo significa. Pero si, tienes razón voy a hablar con él, es mas lo voy a hacer hasta mañana en la noche
Mañana en la noche, tan rápido, porque no te esperas mas días.
Mas días, no, mañana en las noche lo voy a hacer.
Ummm... como tu quieras, y.... en donde se van a ver o que?
Yo creo que lo voy a citar en.... no se donde me recomiendas.
Tu nunca sabes nada, esta bien yo creo que en la esquina de la 36, ahí hay un chuzo bien vacano para tomar cerveza y hablar , además no es tan concurrido.
Entonces que sea ahí. Ahora tengo sueño, dormimos.
Dormir? No tienes ganas?
No, estoy cansada.

Capitulo VII

El cielo estaba nublado, pero el ambiente estaba perfecto, estaba todo cuadrado, las dos bandas iban a acabar con su oponente. Justo como lo habían planeado Roberto y Piedad se verían en la esquina de la 36 en aquel chuzo, Piedad estaba ahí muy puntual a las 9 en punto de la noche como lo habían hablado, pero Roberto siempre se demoraba un poco mas, él era impuntual, cosa que molestaba sobremanera a Piedad. Ella estaba sentada cerca de la ventana porque lo planeado con Roberto era eso.

Roberto: como estas, que linda te ves hoy.
Piedad: Gracias
R. Esta todo listo cierto? – susurraba
P: si, como tu me lo pediste.
Mesera: necesita algo señorita, se siente bien.
P: si claro me siento bien, sírvame una cerveza
P: Roberto, me veo muy nerviosa?
R: tranquila mi amor que todo va a pasar

Afuera todo el mundo necesitamos desocupar este lugar – grito alguien desde afuera, era el loco.

P: pero que haces tu aquí, Loco!
R: nena, tu tienes el arma hazlo, es todo tuyo, como habíamos acordado, apúrate
Piedad le apuntaba al loco, y su mano le temblaba, no sabia que hacer, no creía que era lo correcto. La gente estaba saliendo muy asustada del local, cuando de repente entro la policía, y grito
abajo las armas, los dos-
al suelo o nos veremos en la obligación de actuar- volvieron a gritar

en ese momento la no concurrida 36 se había convertido en un escenario para espectadores, niños, conductores, peatones, indigentes, gente de toda clase se encontraba observando el espectáculo.
El loco estaba también muy asustado su rostro empapado de sudor y la ropa pegada a su cuerpo no lo dejaba pensar, debía disparar pero no podía hacerlo su mente estaba nublada, pero en ese momento algo lo lleno de valor y apunto hacia Roberto.
noooooooooooooooo- grito desesperada Piedad, y cayo al suelo junto con el, como pudiste miserable gusano.
Piedad se paro con rabia en sus ojos se dirigió a donde estaba el loco, cuando iba a sacar el arma la policía la alcanzo y la noqueo, allí en el suelo la esposaron y se la llevaron al carro. La gente la miraba y ella gritaba hagan algo hay alguien herido adentro. Los transeúntes habían escuchado el tiro, pero la policía les había dicho que fueron ellos para asustarlos. Mientras unos la llevaban al carro amarrada, otros decían pobrecita era hasta bonita la loca, y otros encerraban y vigilaban el lugar del crimen.


Capitulo VIII

Vanguardia Liberal

De locos

La pasada noche del 5 de Julio sucedió en la cuidad de Bucaramanga un hecho dramático, se encontraba una mujer que dice llamarse Piedad, en un restaurante de comidas rápidas ubicado en la calle 36 N. 48-70, cuando se paro con un arma y empezó a amenazar a un cliente del lugar, el cliente reporta haber gritado todos afuera, ya que estaba muy nervioso. Los médicos afirman que presentan una enfermedad mental que se caracteriza por la pérdida de contacto con la realidad y por la alteración de los vínculos con los demás, llamado comúnmente como psicosis maníaco-depresiva. En este momento se encuentra en el sanatorio de la ciudad de Vélez, los expertos recomiendan tener mas cuidado con estas personas pues se dice que existen mas en la ciudad.




D: quedo bien hecho el articulo.
G: si, parece que ganamos.
D: hiciste muy bien tu trabajo, ahora el negocio es mío, solo mío.
Reia, reia como nunca, se burlaba tal vez de su empleado, ya que este no lo consideraba como socio. Gutierrez por el contrario estaba muy tranquilo respiraba profundo porque sabia que el destino cambia en segundos, pensaba muchas cosas cuando de repente se oyeron unos pasos.
D: quien esta ahí? – grito
D: quien esta ahí. Esta vez lo hizo mas fuerte.
Los pasos se oían mas y mas cerca hasta que la puerta empezó a abrirse y se abrió, cruzando por esta un joven alto de cabellos finos y traje formal. Era Roberto. El director desconcertado miro a Gutiérrez y luego se dirigió a Roberto.
D: que haces aquí miserable.
La verdad estaba muy nervioso
R: creías que habías ganado estas muy equivocado iluso.
Y tomo el revolver que tenia en la mano, miro a Gutierrez, este le hizo un seño de aceptación y disparó. El director no tuvo tiempo de decir nada, solamente se vio su mirada el sentirse como un niño que cayo en su propio juego, un total engaño. Roberto y Gutiérrez sonrieron para sus adentros
R: ahora que hacemos
G: vamos a llevarle este sobre a los agentes, que muy generosamente nos ayudaron. Y después a ver como esta la paciente.
R: lastima que la hayamos tenido que utilizar, la muy indefensa cayo en el juego y no debe entender nada así como cualquiera que se ponga a narrar lo sucedido.


Fin.

Texto agregado el 16-01-2005, y leído por 301 visitantes. (0 votos)


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