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Un viaje de ida y vuelta

Mi nombre es Frank Gugliota, he trabajado para la policía como agente de inteligencia, he estado en muchos casos, en algunos mi vida ha estado en peligro, pero en ninguno ha sido mas evidente como en el que les voy a contar.

Por años el departamento trató en vano de infiltrar miembros en la mafia, todos los agentes que lo intentaron tarde o temprano fueron descubiertos y eso es una sentencia de muerte, así que cuando me ofrecieron intentarlo los nervios y las dudas se apoderaron de mi, más aun cuando me explicaron que iba a ser una operación sin ningún tipo de apoyo, no habrían cámaras, ni micrófonos, y menos agentes cerca por si se presentaban problemas.

Esto era así por que siempre los mafiosos descubrían los artefactos que se usaban para obtener las evidencias, por lo que esta vez tenia que confiar solo en mi memoria y en un numero telefónico al cual debería llamar cuando considerase que tenia algo que sirviera de evidencia en un juicio futuro.

Lógicamente cuando fui haciendo mi acercamiento a ese mundo estaba sumamente nervioso. Aunque ya teníamos todo preparado, debía frecuentar cierto bar, en el cual teníamos información de que se reunían miembros de mediano rango, no debía llamar mucho la atención así que me di a conocer como un simple ladrón de bancos y ocasionalmente de joyas.

Los primeros meses transcurrieron sin que pasara nada, solo era uno más de los rufianes que frecuentaban aquel bar, al igual que muchos traficantes de drogas y ladrones de auto, que se mezclaban con ebrios y buscapleitos de oficio, poco a poco fui conociendo gente y haciéndome un “nombre” tuve que participar en algún que otro pequeño delito, para no despertar sospechas. Luego de un tiempo –unos 6 u 8 meses- ya era un habitual más, ya la gente que iba al bar no me miraba con tanta desconfianza, hasta conocí a unas cuantas personas.

Unas de esas era Vito, no sé si ese era su nombre real o un apodo, lo cierto es que todos lo conocían por ese nombre, quien no hubiera visto las cosas que yo vi, no creería que el era miembro de una familia mafiosa, el era un hombre tranquilo, meditabundo, nunca parecía estar molesto, aunque era realmente cruel y sanguinario con sus enemigos, según el mismo una vez e contó, otra cualidad que tenia era su memoria, era realmente buena, así que debía cuidarme de lo que decía delante de el, no fuera que encontrara alguna incongruencia y me descubriera. Al pasar los meses, entre Vito y yo fue creciendo una amistad, lo cual fue bueno por que se disminuirían las sospechas, en ese pequeño y complejo mundo, todos sospechan de todos y un mal movimiento puede costarte la vida.

Gracias a Vito, poco a poco me fui acercando a los jefes, esto fue muy gradual y aveces me ponían pruebas para asegurarse de que no fuera ningún espía ó peor aun un soplón, las primeras tareas que me colocaron fueron encargos, del tipo transportar algo ó contactar gente, aveces solo tenia que hacer de guarda espalda de uno de ellos(los jefes) ya que la operación era secreta no pocas veces tuve que hacer estos encargos a sabiendas que estaba violando la ley. Una de esas veces me tocó que acompañar a Vito a una de su reuniones con los capos, para mi eso fue algo casi increíble, frente a mi y a pocos metros de distancia estaban muchas de las personas que por años habíamos tratado de meter presos, pero que por una ú otra forma no habíamos podido hacerlo, muchos de ellos habían viajado de otras ciudades distantes. Ni hablar de los lujos, en esas reuniones lo que abundaba era el oro, los trajes caros, autos costosos, en fin todo era ostentación, claro esto no era prueba de nada, ya que todos los jefes ó capos tenían la fachada de ser grandes empresarios y negociantes, tantos que muchos eran considerados figuras publicas de sus ciudades, esto también era un problema, ya que sin pruebas concretas sus abogados podrían alegar que solo se estaba tratando de arruinar la imagen de su clientes.



En esa primera reunión comprendí los alcances que tenían estas familia, se hablaba de políticos, jueces abogados, policías y hasta religiosos que estaban directa o indirectamente involucrados así como también de quienes representaban un estorbo ó estaban dado muchos problemas.

Así un día decidieron hacerme miembro oficial de la “familia”, esto implicaba hacer un “trabajito” para los jefes; pues resulta que había corrido el rumor que Giovani era un soplón y la familia no le agradan los soplones, así que había que deshacerse de el lo más rápido posible a la vez que había que mandar un mensaje a quienes estuvieran pensando en dar algún tipo de información a la policía. Como futuro miembro de la familia me encargaron de esta tarea, me dieron instrucciones precisas de cómo debía matarle y como disponer del cadáver. Como debía ser un mensaje, no solo debía “despacharlo” si no que tenia que cortarles las manos y la lengua, y desaparécelas, de manera que cuando encontrasen el cuerpo, la prensa diera la noticia del hallazgo.

Giovani era un tipo voluminoso, que tenia como fachada una carnicería, era de esas personas buenagente, quienes lo rodeaban –su familia- ni se imaginaban en la clase de negocios que estaba metido, los fines de semanas solía llevar a sus sobrinos a los juegos de baseball y a su anciana madre al servicio religioso, donde el mismo compartía con la gente que asistía habitualmente.

Yo sabía de todo esto, así que al enterarme de la tarea, esto hizo que me sintiera muy mal por tener que matarlo, no me podía negar a hacerlo –porlomenos no abiertamente- hacerlo seria firmar mi propia sentencia de muerte –la cual seguramente seria muy dolorosa- así que comencé a hacer un plan, de manera que no me descubriesen pero tampoco tuviera que cometer un asesinato.

Le dije a Vito que lo secuestraría un viernes en la noche, ya que este era el día en que Giovani recibía los cargamentos de drogas y a su vez entregaba el dinero de las ventas, el insistió en acompañarme, traté de convencerlo de que no pero me fue imposible, además como era mi prueba para convertirme en miembro tenían que supervisarme. Por otra parte le pasé la información a mis superiores y acordé con ellos que unos minutos antes de que llegase con Vito ellos realizaran una redada, de esta manera atraparían a varios mafiosos y yo todavía podría tener la confianza de la familia, pero quiso el destino –o como lo llamen- que la reunión se atraso lo suficiente como para que cuando se realizó la redada nos encontrásemos Vito y yo en la bodega de la carnicería junto a los demás gangsters. Así que cuando el tiroteo comenzó yo quedé en medio del fuego cruzado Giovani murió abaleado, no se si por la policía o por los mafiosos, Vito recibió un tiro en una pierna y no murió, con lo que fue a parar a la cárcel yo salí totalmente ileso, pero como muchos cayeron presos, mi cabeza inmediatamente tubo un precio, el cual fue aumentando a medida que se iba incrementando el numero de mafiosos que iban a cárcel.

De eso han pasado ya muchos años, pero todavía hay veces en las que siento un poco de temor y no miento si les digo que cada vez que enciendo el auto siento temor por que una bomba este esperándome.

Texto agregado el 03-04-2005, y leído por 135 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
02-06-2005 Me encantan las historias de agentes secretos y de intriga, me ha gustado mucho la tuya rosaroja
 
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