Es graciosa la vida. Es gracioso que después de tanto tiempo de conocer a una persona, puedas incluso ver dentro del acuoso humor de sus ojos y como en una pequeña pantalla de cine, alcances a ver su vida, sus desventuras, sus alegrías, sus anhelos, sus errores y apologías.

Hoy estas frente a mi, como todas las noches desde aquella vez en que me di cuenta de tu existencia, y desde la cual repaso cómo es que llegó siquiera la naturaleza a elucubrar a un ser como tú. Me dan ganas de reírme, pero tus ojos cristalinos, llenos de profunda tristeza e ¿hipocresía podría ser? Detienen esa carcajada sardónica que bien podría hacer helar a los animales y a las alimañas más repulsivas de este parque.

Tan estático como yo, con ese brillo tan particular en la figura que se parece tanto al mío, sigo observando a través de tu mirada, analizando cada imagen y tontería que pasa por tu mente. Y no lo concibo, no entiendo tu naturaleza, tu génesis ni destino… si es que acaso lo tienes. Mmmmmm… interesante, en serio.

Tanto tiempo de pasar a tu lado y solo me respondes con una mueca quebradiza y gastada…

Tantos momentos juntos y tus ojos aun y con esa vorágine de imágenes, siguen tan vacíos y oscuros como al principio…

Tanto tiempo de ser tu… y no puedo acostumbrarme. Aun no te comprendo, ni porque tenemos el mismo corazón, la misma mente y la misma alma.

Y yo que creía que te conocía… pero una vez mas, el espejo ha ganado la partida.

Y no dejo de estar confundido…


Que la Dama Luna escuche sus letanías