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María Cristina Felip Imperatore







Los errores no se niegan, se asumen;
la tristeza no se llora, se supera
y el amor no se grita, se demuestra.

Sé fuerte para que nadie te derrote
sé noble para que nadie te humille
sé humilde para que nadie te ofenda
y sigue siendo tú, para que nadie te olvide


( Un mensaje recibido por e - mail, y me gustó )

*****

Como siempre digo, nací, un día catorce de Marzo, en el " confín del mundo ", en Puerto Natales, región de Magallanes, Chile, en donde el mar y la vorágine de su naturaleza dan origen a la fuerza de su gente.

Comencé mi enseñanza básica en Punta Arenas, finalizando en Santiago mis estudios secundarios, la Universidad de Chile fue mi Alma Mater, y de la mano de talentosos pintores, escultores y arquitectos chilenos, me titulé de Decoradora de interiores con especialidad en diseño textil. Mi vocación, la danza, estudios que inicié a los siete años. a los diecisiete, mi padre determinó que era suficiente, no había programado tener una hija bailarina, también se interrumpieron mis estudios de piano en el Conservatorio Nacional de Música de la Universidad de Chile, después de diez años de estudios y práctica.

Mi pasión y mi actividad: la danza y la gimnasia, mi esposo: que ya partió, desordenando todas las estrellas, planetas y cometas del firmamento, me abrió las alas y volví a volar. Congresos y post grados, costeados por él, en Sorocaba, Río de Janeiro y Sao Paulo, Brasil, Buenos Aires en Argentina, me entregaron las herramientas para retomar, como profesora, la danza y la gimnasia, instalando mi propio gimnasio, veinticinco años de labor ininterrumpida que ya pasaron a ser parte de mi historia.

Mis tres hijos: mi descendencia, mi trascendencia: mis nietos, dos gemelos hermosos, como dos gotas de agua cristalina.

Mi anhelo y presencia en la página de los cuentos: un legado de amor, en un libro con mis historias y poemas ( El libro de Laura ) Mis nietos crecerán en otra cultura, otra religión, otro idioma, podrán, a través de mis simples escritos, conocer su herencia chilena, que se inicia por el año 1914, con la llegada a Chile de sus tatarabuelos desde España e Italia
.

Ingreso a la Página de los cuentos: 05 de Marzo de 2004

Mis recuerdos

Poemas dedicados de mis amigos:

Un año más…

Hoy 14 de marzo, para una amiga es día especial,
Hace unos pocos años, allá en el sur del sur vino
a llegar, los ojos de padre y madre se vieron brillar,
la primera de las tres Maria llegó a casa para alegrar,
En tu cumpleaños te quiero saludar y algunas flores
Para ti cortar.

Permiteme Ignacia, buscar algunas flores de mi tierra
Para regalarte este aniversario de tu nacimiento.

En Azapa cortaré una rama de olivo, de los mismos
Que hay allá en el otro desierto en donde viven tu
hija y nietos, de Putre una añañuca rojiblanca, en
Pica robaré una rama con azahares de mandarinas
y otra de limones, de la pampa tamarugos y pimientos,
un lirio de alguna plaza de Antofagasta, en Copiapó robaré
ramas de durazno, malvarosa y flor de guillave en La Serena,
chaguales de Caleu, aromos de una calle de Valparaíso,
de Quillota Violetas de Persia, Ilusiones de La Cruz y
de Hijuelas crisantemos chascones amarillos, claveles y rosas
de Los Molles, de la vera de la linea ferrea cortaré amarillas
campanillas, besitos de Lampa y Colina, liliums de un jardín
de Ñuñoa y futres del cerro Santa Lucía, jazmines del
San Cristóbal, de algun camino de Colchagua una larga zaida,
Camelias de Conce, fucsias de cañate, dafnes de Arauco,
Copihues de Contulmo, flor de papas de Tirúa, una espiga de trigo
De Chillán y un ramo de aromaticas y blancas mosquetas de Puren
Y de las calles de Angol una ramo de rosas multicolor.
Lotos de Valdivia y si me permittes hare una trenza larga con coirón
de tu Natales y con ella atare las flores para entregartelas junto
a un gran abrazo y los deseos de alegría y felicidad
.

Juan manuel

14/ marzo 2005

Un canto para Ignacia.

Una pauta, una melodía
un recuerdo,
un manojo sepia de flores
y una ventana luminosa
es todo lo que pide
más un par de alas
para sobrevolar las distancias
que la separan
de su infinidad de cariños.

Un año más
traducido en cantidad de pasos,
una pirueta gigantesca
para atrapar tiempo y espacio
escenario perenne
de un rosario de existencias,
ocasión solemne
para recibir las preseas
que va entregando la vida
gota a gota, huella a huella,
un giro, otro giro, en cada uno
una vivencia
en cada gesto, una melancolía
que alígera, se difumina
en espiral de aplausos…

Para la querida Ignacia, envidiable por su existencia fascinante que es un cuento en sí…


Gui
15/ marzo 2006

PARA IGNACIA (Cuentera chilena)

(Soneto alejandrino)

Al fin, te has asomado al borde de mi vida,
Al fin, has conocido parte de mi sentir….
Todo lo que reluce, no es oro, en mi vivir….
Yo te saludo, Ignacia, hasta hoy desconocida.

Si tu esposo ha emprendido, ha tiempo, su partida,
Sé que no tienes prisa en seguirle, y partir….
Hay que hacer muchas cosas, antes del “bien morir”:
Danzar, soñar, sentir, con gozo y sin medida.

Tus hijos, tus gemelos y el calor del hogar
Y contar las bellezas de nuevas primaveras,
Desgranar al piano, melodías sin par….,

Y el “Lago de los Cisnes”….,¡salir por peteneras!,
Y aprovechar el día, vivir y disfrutar
Caminos sin retornos, sin nuevas sementeras…


EMILIO Salamanca 13 Febrero 2009

Inolvidables visitas a Chile

DICCIONARIO DE UN TUCAN VIAJERO

Anémona: (Alias) María Isabel Farrán. Cuentera. Dícese de la mujer de extraordinaria facilidad para hacerse querer. De tono tan suave en su voz, que acaricia con ella. Elegante y seria. Escritora fabulosa, que plasma en sus letras sabiduría, cariño, afecto y madurez. Quien la conoce no la olvida. Madre de mis tres sobrinos bellos, educadísimos y amorosos. Anfitriona increíblemente obsequiosa. Cómplice del Tucán.

Cariño Lo que todos sentimos al unirnos en aquel encuentro increíble.

Chile. País al sur de América, de gran belleza. Escaparate de adelanto y pujanza en América Latina. Gran cultura exponencial y no menor capacidad de producir grandes literatos de calidad mundial en cualquier época. País del primer encuentro Internacional de Cuenteros. Inmensos y deliciosos vinos.

Chileno. Natural de Chile. No conozco a ninguno que no sea afectuoso, educado y buena persona.

Gui. (Alias) Guido Pacheco Jiménez. Cuentero. Chileno. Gran sensibilidad. Sencillo, humilde, gran persona. Escritor prolífico de calidad extraordinaria, con cuentos satíricos y de mucha variedad. Culto, suave de trato y gran amigo.

Ignacia (Alias) María Cristina Felip Imperatore. Gran señora. Gran porte. Trato suave, gentil y educado. Dama de la Solana del Maipo, donde se respira a señorío y a dulzura. Cantante de voz romántica y escritora de letras precisas, descriptivas y que te captura solamente con empezar a leerla. Gran amiga. Anfitriona de excepción. Danza de maravilla.

Perú. País Andino, hermoso, de cultura ancestral extraordinaria. Junto con México y Guatemala cuna de una las tres grandes culturas precolombinas. Personas educadas, serviciales. Magnífica cocina.

Rodrigo (Alias) Yo

Sapo (Alias) Julio G. Muñiz Caparó(Alias) Maestro. Peruano, del Cusco. Pregonero de la Puna Brava y escritor de estirpe y alcurnia. Político, periodista y hombre de Estado. Pero nada tan grande como su cualidad de ofrecer amistad, que la prodiga a raudales. Elegante en su trato, amable en sus expresiones y extraordinario en sus conversaciones. Caballero en todo el sentido de la palabra. Huayqui.

Shou (Alias) María Rosa Perea. Argentina. Guapa mujer, de porte distinguido. Te hipnotiza con su palabra delicada y suave.
Escritora sensible de maravillosa poesía y prosa. La conocí en un Bulevar y la reconocí al verla de lejos. Deliciosa en su conversación. Emprendedora, de visión futurista y positiva. Excelente en su trato. Afectiva y buena danzarina.

TODOS HEMOS FORMADO, MAS QUE UNA AMISTAD, UNA HERMANDAD QUE, SIN DUDA, FRUCTIFICARA EN EL TIEMPO Y LA DISTANCIA.

Este Tucán ya no encuentra las horas para volar y volar a entregarles otro abrazo a cada uno de mis hermanos de encuentro. Y volará... cuando menos lo piensen. Eso sí, con mis agradecidas Tucanas.

En el viaje del Tucán se encontró con Kareli y Flucito, jóvenes escritores peruanos, con los que nos fundimos en un gran abrazo cuyo calor aún siento. Por teléfono nos cruzamos afectos con Amér1ca y Lisinka. Para ellos mi mejor recuerdo.

Rodrigo
20/ Octubre 2004

Una noche de miedo

Debo contarles de un incidente acaecido el viernes 29 del presente y que tuvo por escenarios, un hotel, un par de vehículos y un departamento del barrio Brasil. Hacía varios días que me llegaban mensajes de texto, invitándome a una reunión que tenía por objeto conocer a un grupo de personalidades extranjeras. Yo, entre temeroso y expectante, faceta de mi carácter que me ha transformado más bien en un agente secreto que en una persona a cabalidad, estaba tratando de unir cabos para resolver las implicancias y la lógica de todo esto, cuando un llamado telefónico me puso sobre aviso. Esa tarde, a las siete, para ser más preciso, debería yo dirigirme al hotel ya mencionado, en donde posiblemente recibiría algunas instrucciones.

Fui puntual. La tarde invernal se tragó temprano la luz natural y -encandilado por los neones publicitarios- caminé agazapado por esas calles solariegas, tan aptas para acciones encubiertas. Al llegar al Hotel, le pregunté al recepcionista por determinadas personas y éste, encogiéndose de hombros, dijo no saber de nadie con esos nombres. Pensé de inmediato que era víctima de una celada y salí veloz de aquél lugar. Esperé en medio de las sombras hasta que el refulgir de un par de anteojos, captó mi atención. Era una mujer que parecía venir del frío, dado su acento boreal. ¿Existe el acento boreal? Junto a ella se encontraban tres personas: dos mujeres, fornidas ambas, pero con una dulce expresión en sus rostros. Recordé a las Valkirias, aquellas divinidades germánicas que elegían a los que morirían en las batallas. Sentí un escalofrío. Pensé: El Walhalla me espera, esa será mi próxima morada. El tercer integrante de este grupo era un señor ataviado con un bonete ruso. ¿Será Odín?- me pregunté, pero al instante supe que el dios germánico, bajo ninguna circunstancia, tendría el acento español que ostentaba este señor.

Poco antes de ser abducido por una camioneta roja, apareció una bailarina de ballet y entonces me dije- ¡Tate! Ella va a ser la intérprete principal del Anillo de Los Nibelungos. Entonces se aclaró todo en mi mente angustiada. Ese sería el ritual que precedería a mi muerte y lo que más me dolió fue el que yo no supiera una sola palabra de alemán. –Con tal que conserve mis manos, a punta de gestos sobreviviré en ese lugar- me dije, en el mismo momento en que la camioneta se puso en marcha y luego de varias vueltas inútiles, enrumbó al el sector poniente de la capital.

El departamento era sumamente acogedor y su anfitrión, una persona muy comunicativa y alegre. –Este debe ser el policía bueno de los interrogatorios, me dije y le seguí el jugo…el jugo de piñas que me ofreció y que yo me zampé. Más tarde, se acomodaron todos en una inmensa mesa cuadrada y yo, subrepticiamente, la remecí para cerciorarme que estuviese montada en sus cuatro patas. Acá hay gato encerrado- me dije, mientras la prima ballerina y un mocosito de la casa jugaban a arrojarse un objeto y yo temblaba pensando que aquello fuese algo explosivo.
Después me sirvieron un vaso de vino tinto y primero me percaté que los demás bebieran. Al no caer fulminado nadie, bebí a destajo. El señor ruso sirvió después algo exquisito y como ya me moría de hambre, me encomendé a Dios y comí, ya totalmente entregado.

Para despistar, las valkirias comenzaron a conversar y hasta me preguntaron algo, para que yo entrara en confianza. El señor ruso que hablaba como español, tocaba todos los tópicos y parecía un erudito. El dueño de casa no lo hacía peor e incursionaba en cuanto tema salía a relucir, con la facilidad con que se desplaza un pejerrey en el agua. Yo, desconfiado, poco hablaba y mucho observaba. Me hubiese gustado tener una cámara fotográfica a mano para captar sus fisonomías. Habría sido una excelente prueba de que lo que ahora cuento es la pura y santa verdad.

La oportunidad me cayó del cielo cuando el señor ruso me pidió que lo dibujara. –Esta es la mía- me dije y me puse manos a la obra. El asunto es que, como hace mucho que no tomo un lápiz para dibujar, el señor se me desdibujaba en la página y al final me resultó alguien más parecido a Antonio Skarmeta que a él mismo. En todo caso, ya lo saben, por si desaparezco, el ruso aquel, que primero pensé que era Odín, se parece mucho a nuestro compatriota escritor. Tomen eso en cuenta, por favor. Luego, dibujé a la Valkiria de lentes y a la conductora de la camioneta, que también lucía unos lentes distractivos. La dulce valkiria dueña de casa, sonreía y parecía muy afable y también quiso que la dibujaran. Eso lo hizo el señor ruso y le quedó muy bien. Desgraciadamente, los retratos que me hubiesen servido de prueba de todo lo que digo, se quedaron allá y, sin evidencias, sólo confío que crean en lo que les cuento.

Como, al parecer, no había llegado mi hora, ellos comenzaron por fin a bostezar y finalmente se acordó que se diera por terminada la reunión. Temí, en ese momento, que sería ajusticiado por las valquirias, pero la prima ballerina no hizo amago alguno de ensayar algunos pasos de ballet. Eso me produjo cierto alivio, porque supuse que, ni al más despiadado de los asesinos se le ajusticia así, sin más, sin declamarle, por lo menos, algunas palabras de descargo.

Cuando todo terminó, una siniestra neblina envolvía las calles de Santiago. Subimos a la fatídica camioneta roja y aún pensé que sería exterminado y abandonado en cualquier vertedero. Durante el viaje, el ruso que hablaba español dijo estar muy contento de haberme conocido y yo, para evitar caer en desgracia antes de tiempo, le retribuí con algunas palabras de cortesía. Por un instante creí que él era sincero, aún así, seguía pensando que todos jugaban al policía bueno, para sonsacarme no sé que cosa.

Sorprendido y aún temiendo que regresaran por mí, fui abandonado a pocos pasos de mi local. Mientras la camioneta desaparecía tragada por la niebla, yo elucubraba que la conductora se parecía demasiado a esa gran amiga mía que se llama Anémona; que la prima ballerina era la réplica perfecta de la brillante y encantadora Ignacia; que el ruso que hablaba español era la gota de agua más parecida al excelso personaje que es Graju, que la valkiria de lentes tenía el tono de voz que yo le había adivinado a la incomparable Neus, que la valkiria dueña de casa parecía entregar parte de su corazón cada vez que abrazaba a sus amigos, que todos ellos, sin excepción, querían dejarme prisionero y al final, fueron ellos los que se quedaron atrapados…en mi corazón…

(Alegoría insensata de un encuentro en que la calidez, la amistad y las gratas sorpresas tuvieron su noche de gala. Un abrazo grande para todos estos hermosos compañeros)...

Gui:03/07/2007

Viaje a Chile de Graju

Mar de nieve petrificado, quieto, olas encrespadas de espuma que nunca estallarán. Cordillera blanca. Amor blanco. Los Andes.

A vista de pájaro de hierro, de niño boquiabierto. Los Andes impresionan desde diez mil metros de altura.

Pasada la Cordillera el pájaro baja buscando reposo después de las cumbres nevadas.

Aeropuerto de Santiago, me llaman la atención los uniformes de la policía, oferta de taxis. Buscamos a nuestra amiga. Allá viene, petisa, sonriente, haciendo rodar su maleta como niña que sale de la escuela y ve a sus papis. Abrazos. Oímos por primera vez en vivo el gorjeo de la voz de Anémona (Mª Isabel).

Una camioneta roja será nuestro transporte, Ane conducirá por la ciudad y yo por la ruta, acordado.

Intercambio de regalos en el Hotel y nuestras bocas siempre sonrientes, contar las pequeñas anécdotas del viaje sirve para comenzar a conocernos en directo, sin el puente de las palabras escritas, de un monitor. Ahora hablan los ojos, las bocas, los gestos, el tono de voz. Nos sentimos a gusto, serenos, felices de encontrarnos.

¡Qué hermosa vista desde la ventana panorámica semicircular de la habitación del hotel!

Y Valentina dando clase. No atiende al celular. Cuándo la conoceremos. Mañana, por fin, vendrá al hotel.

Nuestra mana se informó bien antes de nuestra llegada de algún que otro restaurante interesante. El primer día nos llevó a uno cuyas paredes blancas estaban llenas de graffitis de los comensales en tono de humor. Comida típica chilena, rica, rica y animada conversación.

Barrio de casas de una planta y pintadas con colores atractivos, barrio bohemio.

"Ocean Pacific" Un restaurante diferente, acogedor y con su interior decorado muy marinero para que puedan soñar sus comensales mientras disfrutan de una buena compañía.

Ha querido venir a cenar con nosotros aunque tenga que trabajar mañana.La veo venir por el pasillo seguida de un camarero. Nos vemos y nos damos un gran abrazo.

Vacarey, nuestra Valen, primer encuentro. Abrazos de partirse y muestreo de risas con dientes separados. "¡Ah, pues tú los tienes más separados que yo!" ¡JAJAJA!

Las figuras talladas en madera, dios sabe por qué lobo de mar en momentos de nostalgia, nos miran con sus pipas a punto de encenderse. Un pez nos observa desde la pared de enfrente. Su cabeza de gran perímetro sobresale del muro y nos ve con el único ojo que le deja su posición. Bajo el cristal de la mesa todo tipo de caracolas y caballitos de mar. Estanterías llenas de maquetas de barcos de todas clases: veleros bergantines, barcas pesqueras…

Mariscada y ensaladas acompañaron nuestros diálogos en los que pretendíamos meter baza todos y hablar de todo lo que nos identifica con los otros tres. Viveza emocional de 18 años en cuerpos de mayores. Preguntas profundas urgidas de respuestas iguales. El tacto de las manos queriendo convencer a los ojos de que el encuentro es real, físico. Emoción y alegría en octavas altas.
Unos acordes de guitarra por el pasillo que da al comedor y un cantante muy profesional nos adorna la cena con su música y su voz. Le pedimos alguna canción que hable de la amistad y nos brindó un tango y unas cuecas.

Viajamos a Valparaíso al día siguiente. Nuestra Ane esperaba en el auto a la hora fijada. Puntualidad exquisita. El sol iluminó el trayecto hasta poco antes de llegar a la ciudad envuelta en bruma.
El puerto gris y frío nos mostró su tristeza en las barcas de pesca amarradas.
Llamadas telefónicas. Oigo la voz de Gino, el marido de Maria Isabel. Intercambiamos algunas frases de agradecimiento por dejar que esté ella con nosotros esos cuatro días en lugar de estar con su familia. Él se siente feliz de poder prestárnosla.

La niebla cubre los cerros de Valparaíso, no podemos admirar desde abajo su belleza. Aprovechamos para visitar a un cuentero que no podía dejar su negocio por estar recién inaugurado, así que nos acercamos a su lugar de trabajo y allí nos saludamos y comentamos de la Página, nos fotografiamos juntos y filmamos. Juan Jara, poeta. Nos obsequió con su amistad y unos libros antiguos y un CD de música romántica.

El sol deshilaba la niebla a media mañana.

¡Para subir al cielo de Valparaíso hay ascensores públicos!

Ascensores añejos como las portezuelas rotativas por donde es permitido acceder a ellos, de paso estrecho para que no se cuelen los listillos que quieran viajar gratis a las alturas, pero si tu perímetro de caderamen supera el paso, lo que es muy fácil, has de subir por otros medios.

Ya estamos arriba. Desde el primer mirador nos regalamos los ojos con la vista del puerto y la ciudad deshaciéndose de brumas algodonosas.

Empedradas calles suben y bajan en constante marejada de casas variopintas. La orografía del terreno obligó a los constructores a emplear toda su creatividad para encontrar equilibrio en sus construcciones. Todas las casas con grandes ventanales al mar. Todas pintadas con colores vivos y junto a árboles grandes y hermosos.

Visitamos los tres una exposición de cuadros y artesanía.

Restaurante "Vinilo", muy aconsejable. Dentro de su sencillez, una cocina bien trabajada, cocina chilena auténtica: Sopa de calabaza con Cilantro, pechuga de pollo con semillas y una salsa de color guinda que quitaba el sentío, puré de garbanzos… exquisito y suculentos postres. Todo adobado con buen tinto de la tierra.
Música de vinilo de fondo, un dibujo mural en blanco y negro que representaba al dibujante bajo el mar, dibujando todo lo que veía. Una atención personal de lujo.

De allí fuimos a visitar la casa del acuarelista y dibujante chileno "Lukas", un verdadero maestro. Poco antes de salir del local, un temblor de tierra hizo que el empleado se refugiase bajo el dintel de la puerta, yo pensé que nos iba a mostrar algo. Él estaba acostumbrado e hizo lo normal en estos casos.

Visita a la casa de Pablo Neruda: "La Sebastiana". Preciosas vistas las que invitan a mirar sus ventanales. Lectura en voz alta de uno de sus poemas, del que habla de la casa que sueña para su mujer. El lugar transmite sensibilidad y poesía. Precioso.

Lapislázuli, ágata y otras piedras semipreciosas eran encastradas por un artesano junto a uno de los miradores. Me sentí atraído a regalarles una a cada una de las tres mujeres: Neus, Mª Isabel y Valentina, aunque esta no estaba en ese momento con nosotros. Creo que refuerza su autenticidad, la de las tres.

Por un percance sin importancia entre vehículos perdemos dos horas en Valparaíso, lo que nos hizo llegar apurados a cenar en casa de Arianna y Sergio.

Bajamos de la camioneta y un frío cordillerano más helado que ningún día antes se clavaba en la cabeza y nos hacía echar borbotones de vapor blanco al hablar. Sergio no parece acusar el frío. Nos da un abrazo y pasamos con Ane a la casa, donde nos esperan Bosque de Laureles (Loreto) y Kamel (Alejandro), Arianna (Olgy) sale a saludar pero debe seguir en la cocina.

Una rica cena con un buen vino y la buena compañía de quienes compartimos Página. Intercambio de regalos. Risas y anécdotas, hablar de poesía, explicaciones sobre cambios de nick, profesiones, originalidades y más risas.
Momentos inolvidables cuando se leyeron algunos poemas. Sensibilidad a flor de mirada y gesto. Una cena que quedó grabada en el alma.

"El cajón del Maipo", el valle frondoso y bello rodeado de cumbres nevadas. Allí nos llevó Mª Isabel. Llegamos al pueblecito soleado y nos quedamos en la plaza y parque con fuente, gente de todas las edades y perros que nos acompañaron durante el almuerzo de sándwiches que llevamos. Perros de mil razas sin collares ni amos con los que compartimos alimento.

Por la tarde nos reunimos con Valentina y Ane en la habitación del Hotel. Charla de amigos a corazón abierto. Dulzura, ternura y franqueza, cigarrillos quemados, refrescos vacíos. Grabando imágenes en la mente para no olvidar nunca y apuestas sobre el viaje de las dos a España.

Mientras esperaban Ane y Neus al resto de invitados a cenar en casa de Valen, frente al hotel, ésta y yo fuimos de compras al super. Ella se empeñó en no dejarme pagar el vino, a cambio compré helado.

Cuando volvemos a la camioneta ya han llegado "Ignacia" (Mª Cristina Felip – Cris) y Guido Pacheco ("gui") en la Página. Cao, tal como llegó se marchó sin dar explicaciones ni despedirse.

En casa de Valen conocimos a Germán, su marido y a Andrés, su niñito de 4 años.
Nos metimos en la cocina con un buen vaso de vino para entretener el tiempo de hacer la cena. Valen y yo hicimos una tortilla española para ocho personas, panaché de verduras y algunos chorizos asados, no olvidaré nuestro trabajo en la cocina con Valentina, nos reímos de todo, nos sentimos cómplices, amigos. De postre helado, café y tertulia.
Charla de mucha intimidad y camaradería. Nos sentimos integrados con Cris, elegante y vital, de sonrisa contagiosa y franca. Con Guido, reservado y surrealista, amante de escuchar y del humor irónico, todo un caballero. Germán un buen anfitrión con el humor tan a punto como el buen apetito.
Anémona y Vacarey, en perfecta simbiosis, intercalan sus frases y sus risas aquí y allá, donde hacen falta para dar luz a la velada. Estas dos mujeres ya forman parte de nuestro cariño como hermanas por su saberse dar a pecho descubierto y su sensibilidad para el amor y la justicia.

La despedida llena de abrazos y alguna lágrima. También esto tan hermoso tiene fin, pero un fin temporal que esperamos un día reanudar con un nuevo encuentro.

Imposible olvidar nuestro paso por Chile.

El cariño que recibimos fue tan espectacular como su Cordillera y tan blanco como su nieve.

Dedicado a todos los amigos cuenteros chilenos que nos recibieron con los brazos abiertos.
Nuestro agradecimiento.

Graju 31/08/2007

VIDEO POEMA REALIZADO POR SOFIAMA. SELECCIÓN DE LA MÚSICA: ZEPOL

06 de Noviembre 2012

Siempre tú

http://www.youtube.com/watch?v=ln5p37HAWGY&feature=youtu .be













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Bibliografía:
Adiós al silencio (Narración, 721 palabras)
No basta (Poema, 256 palabras)
Siempre tú (Poema, 256 palabras)
En Puerto Natales (Poema, 95 palabras)
Allá en el confín del mundo (Poema, 308 palabras)
Crónica de una década. ( No apta para menores de setenta años ) (Ensayo, 1392 palabras)
Solo es el viento (Poema, 262 palabras)
Desde el balcón (Poema, 168 palabras)
La última esperanza (Poema, 87 palabras)
Solana del Maipo (Poema, 96 palabras)
Crónica de un suicidio (Narración, 1048 palabras)
Por ti (Poema, 91 palabras)
La cazuela de vacuno (Narración, 1020 palabras)
Desde el silencio (Poema, 89 palabras)
Enrique (Poema, 85 palabras)
De la humildad, la soberbia y la dignidad (Narración, 1126 palabras)
La casa de Avenida Irarrázaval (Narración, 1360 palabras)
El viaje (Narración, 1051 palabras)
El abrigo de nutrias (Narración, 1323 palabras)
Inmigrantes (Narración, 678 palabras)
La madrina (Narración, 639 palabras)
Cabalgarás en el viento (Poema, 243 palabras)
Una mujer de los ´80 (Narración, 1193 palabras)
Atacama (Poema, 81 palabras)
La loca Lydia (Cuento, 727 palabras)
En el subte (Narración, 638 palabras)
Desde los escombros (Poema, 141 palabras)
Vida (Poema, 106 palabras)
Soneto en contrapunto (Poema, 227 palabras)
Momentos (Poema, 88 palabras)
La Matilda (Narración, 1390 palabras)
Hoy te amé (Poema, 144 palabras)
Torres del Paine (Narración, 1770 palabras)
La última danza (Narración, 947 palabras)
La Octava Maravilla del Mundo (Poema, 120 palabras)
25 de Enero (Poema, 102 palabras)
Mas allá (Poema, 231 palabras)
Quizás sea (Poema, 183 palabras)
Hijo (Poema, 4 palabras)
Del ciprés y la tormenta (Poema, 138 palabras)
El túnel del final (Poema, 125 palabras)
Misterioso sosiego (Poema, 105 palabras)
Detalles (Poema, 189 palabras)
Otoño (Poema, 182 palabras)
Día de la madre (Reflexión, 216 palabras)
Cada noche yo te espero (Poema, 206 palabras)


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